28 de Abril, la penúltima oportunidad

Nueva opción. Si la izquierda española logra superar los problemas que la han llevado a una minoría parlamentaria hay una oportunidad para volver a la mesa del diálogo y comenzar un camino que no puede ni debe ser unilateral

25 febrero 2019 10:44 | Actualizado a 25 febrero 2019 10:45
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Cuando ustedes estén leyendo este artículo llevaremos dos semanas y un día del juicio que el Tribunal Supremos está albergando contra los principales dirigentes independentistas que protagonizaron el proceso que llevó a Catalunya a una fallida Declaración Unilateral de Independencia (DUI). 

En este tiempo que suena a condena leve hemos tomado nota de algunos puntos importantes. El primero es que la justicia española está poniendo especial atención en que se respeten todos los procedimientos para que el juicio sea garantista. Incluso se está poniendo especial voluntad para que el tono y el tempo sea sosegado frente al ruido que se oye más allá de las ventanas.

El segundo es que esa misma justicia -que se ha negado durante más de un año a poner fin a la prisión condicional de los acusados- se está mostrando bastante torpe e ineficaz a la hora de demostrar que hubo violencia premeditada en los acontecimientos protagonizados por los acusados. 

Especialmente Consuelo Madrigal, exfiscal general del Estado, que protagonizó en algunos de sus interrogatorios momentos indignantes con titubeos y contradicciones que demostraban que no se había estudiado bien el caso. A falta de que llegue el momento de los testigos da la impresión de que el principal ariete estratégico del Estado (la acusación de rebelión) se tambalea. 

Desde estas líneas he mantenido durante todo este tiempo una clara crítica a la prisión incondicional y a esa presunción de que hubo violencia premeditada. El «155 Judicial» ha sido más dañino y distorsionador de la realidad social y política catalana y español que el administrativo que se sobrellevó con toda tranquilidad. 

Si el juicio sigue y no aparecen pruebas que desmonten la presunción de inocencia de los acusados (que no van a aparecer): ¿en qué lugar va a quedar ese poder judicial al que no le quedan muchas balas para demostrar su independencia y buen gobierno? ¿Y qué va a pasar con todos aquellos que llevan un año dando la matraca con la rebelión… pedirán disculpas o pondrán sus cargos (en el caso de políticos)a disposición de los ciudadanos? Bueno, ustedes ya saben que la respuesta es mal-no. 

El tercer aspecto es la división en el mundo de los independentistas que se está mostrando en la calle y en el juicio con diferentes estrategias. El único elemento común denominador que supera transversalmente estas diferencias es la declaración general de que la DUI no iba en serio. Y esto…alguien no lo va a castigar? No hablo del juicio que sinceramente espero acabe con sanciones administrativas y punto sino que me refiero a los ciudadanos que creyeron a estos dirigentes y se despertaron el 28 de octubre con una Catalunya bastante parecida a la que habían vivido antes de la declaración de independencia. Si no iba en serio y no había plan B (como se demostró), ¿cómo es que se llegó hasta el borde del abismo? 

Y esto…¿qué repercusión va a tener en estas elecciones generales? Muchos dirán que lo mejor sería abstenerse ya que el objetivo es configurar un parlamento del que no se sienten parte. 

Pero es fundamental que los representantes de los independentistas estén bien colocados en la Carrera de San Jerónimo y que además tengan un plan. Si la izquierda española consigue superar los problemas que la han llevado a una minoría parlamentaria hay una oportunidad para volver a la mesa del diálogo y comenzar un camino que no puede ni debe ser unilateral. 

Otra cosa será ver tras las elecciones generales del próximo 28 de abril quien está en la otra parte de la mesa porque como se repita, y de momento las encuestas apuntan en esa dirección, la «Operación Andalucía» olvídense del diálogo y prepárense para lo peor. 

Ya ven lo que han conseguido los votos que elevan a Vox a tener representación: crispación, desigualdad y desprecio por los derechos civiles todo eso de aperitivo: lo peor de lo peor vamos.

 

Javier Pons inició su carrera en Radio Reus. Ha sido director de ‘El Terrat’, director de TVEy CEO de Prisa Radio. Actualmente dirige la productora Globomedia (Mediapro).

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