A favor de la siesta. Una valiosa herramienta para recuperar energía

Una siesta corta nos ayuda a reducir la adenosina, a incrementar nuestros niveles de energía y a sentirnos más alerta y despiertos

21 noviembre 2021 19:40 | Actualizado a 22 noviembre 2021 06:02
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Los estereotipos son esas imágenes o ideas aceptadas comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable que, en algunos casos, pueden tener fundamento, pero que en muchos –me atrevería a decir– son preconcepciones simplemente no disputadas que acaban siendo aceptadas como buenas aunque no lo sean.

Me enfrento con frecuencia a estereotipos cuando me presento en esta parte del mundo en la que vivo, y no me refiero sólo a Estados Unidos, sino –y muy especialmente– a América Latina.

Por mi origen se suele deducir que me gustan los toros, como paella, bailo sevillanas y tomo a diario siestas de dos horas. Nada más lejos de la realidad, con la excepción, tal vez, de la paella, que en una versión casera sí me suele gustar y preparo con más o menos acierto.

Ni me gustan los toros, ni los correbous. No bailo sevillanas, ni sardanas, ni pop, ni rock. Y tampoco tomo siestas de dos horas; ni entre semana, ni el fin de semana... bueno, algunos domingos, una cabezadita que otra sí que cae, pero no es lo habitual.

Tras unos minutos de conversación, mis interlocutores comprenden, y me aceptan, lo de que no me gustan los toros (cada vez es más normal que los espectáculos con animales estén mal vistos, gracias a Dios). También lo de que no bailo sevillanas, y la verdad es que no me cuesta mucho convencerles sobre mis pocas habilidades con el baile; soy bastante patoso.

Sobre mi gusto por la paella es demasiado obvio porque ¿a quién no le gusta una buena paella?

Y finalmente, llegamos a la siesta. Es particularmente llamativo cómo de estereotipada está esa idea de que los españoles duermen largas siestas aún en días laborables. Yo les cuento que la siesta es algo natural, especialmente tras un almuerzo copioso. Y tras unas risas, convenimos que la siesta es universal, pero el estereotipo ya está creado y guste o no, en gran parte de este continente la siesta se asocia a los españoles.

Les cuento hoy todo esto porque estos días he leído un artículo publicado por BBC Mundo que nos recuerda que las siestas son buenas... para los españoles y para todo hijo de vecino.

El texto recoge varias opiniones de expertos que cuentan cómo las siestas cortas son una herramienta valiosa para recuperar el estado de alerta y la energía con la que iniciamos el día, una energía que, con jornadas laborales largas y múltiples ocupaciones diarias —unas por obligación y otras por elección propia—, no es fácil mantener de la mañana a la noche.

La siesta no está al alcance de muchos; de hecho, está todavía mal vista en el entorno laboral. Y sin razón, porque parar unos minutos para cerrar los ojos habiéndose antes acomodado, nos permite hacer lo que los expertos denominan un reset, es decir, un volver a reiniciarnos como si fuéramos un ordenador. En esos cinco o diez minutos de siesta corta, «reducimos la adenosina, metabolizamos un poco de esta sustancia en nuestro sistema, y eso nos ayuda a incrementar nuestros niveles de energía y a sentirnos más alerta y despiertos», dice Guy Meadows, especialista en fisiología del sueño y cofundador de The Sleep School, con sede en Londres. Eso, lógicamente, nos ayuda a ser más productivos, algo que seguramente cualquier jefe desea de sus empleados.

Valdría la pena dejar de ver con malos ojos las siestas cortas y extender su práctica. Si el estereotipo ya está creado, ¡dotémoslo de contenido!

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