A la palestra

La batalla en las elecciones municipales de Tarragona está en los 15.000 electores de los barrios de Ponent
 

11 mayo 2019 11:43 | Actualizado a 14 mayo 2019 11:50
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Ser candidato no es un trabajo fácil. Los hay que ya tienen experiencia, los hay novatos, paracaidistas, con experiencia municipal o venidos de otros mundos como el de la empresa o el social.

Es el momento de que salgan a la palestra. Es la campaña electoral por antonomasia: la municipal. En esta campaña importa mucho más el candidato, la persona, la cercanía y el conocimiento de la gente del pueblo. Obviamente, las filias y fobias que despierte en el lugar. Pero como se dice comúnmente –y no sin razón– en las municipales se vota a la persona. 

En Tarragona tenemos una pugna por el sillón de mando de la Plaça de la Font como hace años que no veíamos. Un Ballesteros en declive después de doce años en el poder y treinta en el Ayuntamiento, y Viñuales y Ricomà disputándole la Alcaldía de tú a tú.

La batalla va a estar en los barrios de Ponent, sin duda, que van a ser esos, aproximadamente, 15.000 electores que van a decantar la balanza electoral. Es así, también, en las autonómicas y generales donde vemos fluctuación del voto en esos barrios que, finalmente, acaba decantando la victoria electoral en unos u otros partidos.

En una ciudad tan dispar llegar con todos los mensajes a cada esquina es lo más complicado

Tradicionalmente, los barrios de Ponent han sido un feudo socialista muy bien controlados por Ballesteros en sus primeros años de mandato, pero, en los últimos comicios hemos visto como el partido de Viñuales –con su propuesta del Plan de Choque de Barrios– ha superado al PSC en la zona arrebatándole la primera posición. La batalla en el marco independentista la va a disputar ERC que también ha aumentado su presencia significativamente en Ponent, aunque nunca ha sido su principal caladero de votos. 

Ballesteros –sin el consejo de su exjefe de gabinete Gustavo Cuadrado– ha cometido un grave error priorizando el acuerdo de progreso con ERC, dándole un argumentario muy potente a Viñuales para exponer en los barrios: «Votar a Ballesteros es entregarles a los independentistas el Ayuntamiento». 

El Partido Popular, que resistió el envite en 2015, está luchando por conseguir representación haciendo valer su gestión al frente de concejalías tan importantes como turismo o espacios públicos, estando cerca de los vecinos y manteniendo un perfil de ciudad. Tiene una papeleta complicada: el candidato, a pesar de llevar años en el consistorio, no es conocido ni mediático, pero sí es percibido como un buen gestor.

Se pone en marcha la campaña electoral. Es la hora de salir a la palestra y mimetizarse con la gente, con los vecinos, con los compañeros del colegio, con los vecinos e intentar rascar voto por voto en cada persona y familia. Para una ciudad tan dispar como Tarragona poder llegar con todos los mensajes a cada esquina del municipio es lo más complicado.

El Ohio de EE. UU. o el Teruel español, se convierte en los barrios de Ponent en Tarragona. Quien gana las elecciones en Ponent, se lleva el gato al agua en la otrora capital de la Hispania Citerior, Tarraco. 

Menos de 15 días tienen Ballesteros y Viñuales para convencer a esa gente que vive a quilómetros de la Rambla Nova de que su vida diaria va a mejorar con él al frente de la ciudad. La batalla –electoral– está servida. Ahora, candidatos, salgan a la palestra. 

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