Abatir las fronteras

Hay que guardar el delicado equilibrio entre seguridad y normalidad para tratar de salvar la temporada turística

18 mayo 2020 06:50 | Actualizado a 18 mayo 2020 09:04
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El Gobierno español ha dispuesto que quienes viajen por avión a España desde el extranjero están obligados, con algunas excepciones no significativas, a permanecer 14 días en cuarentena, sin poder salir de su reclusión más que para abastecerse de alimentos y productos de primera necesidad. La medida se ha tomado unilateralmente, lo que ha irritado a Francia, que ha adoptado la misma restricción por simple reciprocidad.

Este solo anuncio desmonta sin embargo por sí solo todo nuestro negocio turístico internacional de la temporada que comienza, ya sumamente amenazada por el hecho mismo de la pandemia. Y si se piensa que el contexto europeo de nuestro país está en unas condiciones sanitarias y epidemiológicas bastante parecidas a las españolas, es lógico que la Comisión Europea, que ya vio con desagrado que la primera reacción ante la pandemia fuese la suspensión de Schengen y el cierre de fronteras, piense que hay que tener más flexibilidad, dentro de lo razonable, no sólo para mantener vivo el negocio turístico sino también para oxigenar a las dañadas compañías de aviación.

Las pérdidas del sector turístico europeo, que representa el 10% del PIB de la UE (cerca del 15% en el caso de España), podrían alcanzar 400.000 millones de euros. Por ello, las directrices impartidas esta pasada semana por la Comisión proponen «levantar las restricciones gradualmente» y recuperar la libertad de movimientos «por fases» entre regiones que se encuentren en una situación epidemiológica semejante. La reapertura del cielo aéreo en el interior de Europa no resultaría una amenaza si se adoptaran diversas medidas de protección, como la toma de temperaturas, el uso obligatorio de mascarillas, etc. Hay que pensar que la libertad de movimientos entre Reino Unido, Alemania Italia, Francia y España ya permitiría recuperar una parte muy significativa del turismo en lo que queda de año. Hay que guardar el delicado equilibrio entre seguridad y normalidad. No es fácil lograrlo pero no hay que desistir de intentarlo.

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