Abstención o muerte

Abstención o muerte. A eso se reducen las elecciones del 14F. En esto soy categórico. No voy a relativizar o a poner paños calientes. Como diría el muy honorable… «ahora no toca».

Soy el primero que llama a la movilización democrática, me apasiona que la gente vote para ver cómo estamos representados ideológicamente. Soy de los que se hacen la foto votando para su Instagram, hago campaña para que la gente coja su papeleta y mueva su culo hasta su colegio electoral, debato con los amigos ácratas que dicen que no votan porque no creen en el sistema, deduzco lo que votarán mis vecinos del barrio según la banderas de su balcón, etc. En fin, la fiesta de la democracia.

No obstante, el contexto actual es hostil. Recuerden: estamos en una pandemia. El pico de la 3ª ola sigue subiendo a menos de una semana de las elecciones de Cataluña. Supongo que en el Parlament viven en una realidad paralela sobre la que pretenden gobernar. Pero es que ni siquiera gobiernan, puesto que llevamos sin presidente desde hace casi medio año y la coalición instalada es inoperante más allá del tema soberanista, pues ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo para elegir un nuevo presidente. Así que van a hacer lo de siempre, estancarse y retorcer la legalidad hasta que les sea favorable. Eso sí, lo de apurar el plazo hasta el 30 de mayo como expresa la LOREC, pues que no convence al TSJC, aunque para esa fecha habría un 30% más de vacunados y estaríamos fuera de la tercera ola. Se llevará al TS... si da tiempo, claro. Así que vamos a exponer a la gente a los contagios, incluyendo a los positivos y personas que tienen que guardar cuarentena. Al parecer el derecho al voto está por encima al derecho a la salud. En Cataluña vamos hacia los 18.000 fallecidos. Catalanes y catalanas con aspiraciones y familia.

Nadie merece morir intubado en una UCI por la avaricia y desidia de un grupo de políticos. El pueblo pone los muertos para que otros sigan calentando el asiento

Por no hablar de los comercios y bares que tienen que guardar aforo, destruyendo el tejido hostelero y comercial. ¿Se satura la sanidad por tomarte un cortado en el bar, pero no si llenamos un colegio electoral? Miseria.
Una cosa está clara, 10 días después de las elecciones veremos las consecuencias y sabremos quienes son los responsables. De verdad, no nos merecemos los gobernantes que tenemos. Nadie merece morir intubado en una UCI por la avaricia y la desidia de un grupo de políticos, sean del color que sean. Así que como siempre, el pueblo pone los muertos para que otros sigan calentando el asiento.

Está claro que en Cataluña pueden pasar dos cosas: que se sature la democracia dos meses más por la abstención, cosa que no supondría diferencia con los cuatro anteriores meses de gobierno, porque la democracia tiene sus propios mecanismos para autosustentarse; o bien colapsa la sanidad, cosa que sería una catástrofe porque ya está desgastada.

Y no voy a mentir, una victoria electoral con alta abstención es legal. Lo que no sería: ni ética, ni legítima.  

José C. Ibarz: Escritor, educador, activista y divulgador.