El Conde de Romanones contaba que, siendo diputado, los habitantes de un pequeño pueblo le pidieron ayuda oficial para hacer una conducción de agua que la acercara desde la fuente lejana a la que siempre habían acudido hasta su villorrio.
Se llevó a cabo el proyecto, que incluía realizar un informe sobre la potabilidad de aquella agua. Practicado el análisis se vio que no era potable y que había que buscarla de otro manantial. Como este no existía, se adoptó una solución: romper el informe del laboratorio y poner en marcha la conducción deseada.
Esta determinación creo que guarda algún parecido con las soluciones que aplica el gobierno con su nueva ley de Seguridad al problema de las devoluciones en caliente de inmigrantes. ¿Ahora son ilegales? Pues rompamos el informe. Y al de las manifestaciones contra los desahucios. ¿Ahora son legales? Pues rompamos el informe, y que no lo sean.