Al borde del precipicio

El choque institucional, con cuerpos armados de por medio, ya es mucho más que peligroso. Estamos al borde del abismo

24 septiembre 2017 18:11 | Actualizado a 24 septiembre 2017 18:14
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Tenía que llegar. La decisión del Gobierno de Rajoy de hacerse con el control de las unidades estratégicas de la administración autonómica con el fin de abortar la celebración del referéndum del 1 de octubre, tenía que afectar más pronto que tarde a los Mossos d’Esquadra. La policía autonómica cuenta con efectivos y el control logístico del territorio para garantizar el orden público. 
Son atribuciones que le vienen dadas estatutariamente. El Gobierno de Rajoy ha querido asegurarse el control gubernativo de los Mossos. Nadie dudaba que la policía autónomica, en tanto que policía judicial, acataría sin objeciones las órdenes judiciales. Pero no existe la misma certeza que la disciplina fuera la misma en el caso de proceder las órdenes desde otro estamento que no sea el judicial o el Departament d’Interior de la Generalitat. 
Rajoy, de nuevo, ha intentado hacerse con el mando de los Mossos por la puerta de atrás, sin levantar revuelo. 
Pero se ha encontrado con la negativa del conseller de Interior y del propio major, subido en la ola de la popularidad desde los trágicos atentados de Barcelona y Cambrils. 
El choque institucional, con cuerpos armados de por medio, ya es mucho más que peligroso. Si reclamábamos cordura, razonamiento y diálogo en los momentos de choque institucional, más necesario se hace ahora llamar al sosiego y la razón. Es muy fácil provocar el incendio y muy difícil contralor las llamas cuando se han desatado.

 

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