Amlo, el nuevo Bolívar por la gracias de Fox

Cerrar la frontera entre Mexico y Estados Unidos, como amenaza el presidente norteamericano y dejar sin ayudas a los países mexicanos es añadir gasolina al fuego 

02 abril 2019 10:00 | Actualizado a 02 abril 2019 10:08
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

FOX: Trump to cut aid to three Mexican countries. Es tan bueno que no hace falta escribir nada más. Lo leen dos veces y me ahorro escribir. La cadena Fox, la televisión al servicio de Donald Trump, anuncia que la administración recortará ayudas a El Salvador, Honduras y Guatemala, porque a juicio del presidente, no hacen nada para evitar que su gente emigre.

La cadena Fox, la única a través de la que se informa el presidente, titula «Trump recorta la ayuda a tres países mexicanos». Imagino a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) atragantándose con el café, convertido en un nuevo Bolívar pancontinental (Maduro mediante), como si no tuviera suficiente con un México tan enorme como cargado de problemas.

Me había prometido no hablar de Trump. Porque es fácil meterse con él y porque me hierve la sangre. Pero es imposible cuando hace unas semanas estaba yo saliendo de uno de esos países mexicanos (concretamente El Salvador) y días antes había salido de otro país mexicano (concretamente México) y todavía estoy de resaca viajera, con la maleta cargada con libros por leer, pupusas por digerir, palabras nuevas que recordar, gente y paisajes que añorar y la libreta llena de historias por narrar. La mayoría, tristes; muchas, violentas; otras, repetidas; bastantes, retorcidas; todas, sagradas, porque sus dueños me las confiaron.

Y en todas ellas aparece una frontera, un muro, una barrera.
De San Salvador me llevo las palabras lógicas de una compañera cuando, preguntada por el fenómeno migratorio hacia Estados Unidos, dice: «todos mis tíos y primos están allá!. Para ella, como para muchos miles de salvadoreños, no hay tal fenómeno. Hay familia.  

De San Salvador me llevo la frase de un palabrero, el líder de una clica (grupo de pandilleros), «mi hijo está en EEUU, no quiero que siga esta vida». El palabrero, 39 años (26 en la cárcel), añora la ciudad de su niñez, cuando podía rondar por barrios a los que ahora, por su pertenencia a una mara, no puede acceder so pena de ser ejecutado. 

De San Salvador me llevo barrios polvorientos, risas de mujeres, perros sarnosos desahuciados, radios evangelistas vociferantes en cruzada contra la minifalda, casas vacías de los que han huido por la violencia o las incursiones policiales, miedo de madres por sus hijos, vecindarios de los que apenas se sale porque mejor no decir de donde uno viene porque lo asocian con una mara u otra y lo tratan a uno mal. Las palabras de un viudo joven, recién llegado a un barrio que no es el suyo para protegerse, para no acabar como su mujer: «aquí se está tranquilo». El barrio es uno de los de peor reputación de la ciudad.

Del sur de México me llevé la energía de los que acaban de cruzar la frontera con Guatemala y creen que les queda menos. De México me llevo este año el cansancio y la incertidumbre de los que llegan a la frontera con EEUU y quieren creer que ya les queda menos. Las palabras de un hondureño en Nuevo Laredo, deportado tras veinte años en Houston, a punto de cruzar de nuevo el río y retomar su vida: «no tengo nada en Honduras, ya no me conoce nadie, no quiero ser el tercero, me iban a perseguir los mareros y van dos los hermanos que me han matado».

Muchos de los que intentan cruzar tienen familia en EEUU. Y las familias se ayudan. Eso no debería ser nuevo para el presidente Trump, que se benefició de la fortuna de su padre y ha colocado a su hija y a su yerno en la administración. 

Cerrar la frontera entre Mexico y EEUU, como también amenaza Trump y dejar sin ayudas a los países mexicanos es añadir gasolina al fuego: lo primero generaría más trabajo para las mafias que trafican con personas y supondría caos económico en las ciudades de frontera de uno y otro lado, que mantienen una relación simbiótica. Lo segundo, es dejar de financiar programas que han tenido éxito en reintegrar a pandilleros. Como con el titular de la Fox, no hay que escribir mucho más. 

 

Lali Cambra trabaja en Médicos Sin Fronteras, donde cubre varios países de África y Sudamérica. Antes hizo de corresponsal para medios estatales en Sudáfrica. Comenzó de periodista en Tarragona.

Comentarios
Multimedia Diari