Andalucía marca tendencia

Veremos una clase política con mayores dosis de modestia y dada al pacto

19 mayo 2017 23:04 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:21
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En Andalucía, el pasado mes de marzo, han contado ya los votos de la ciudadanía, confirmando en parte que las tendencias que se deducían de las encuestas realizadas, se han aproximado bastante a la realidad de las urnas; después de una campaña en la que la líder socialista y presidenta de la Junta parecía disputarse los votos con el presidente de Gobierno, más que con los aspirantes a ocupar su silla.

En la campaña de la líder socialista han abundado las referencias personales y las banderas andaluzas, más que las del partido socialista con sus siglas y distintivos. Como si Susana Díaz fuera algo distinto al PSOE andaluz. Pero, vistos los resultados, la campaña ha demostrado su eficacia, tanto en la forma como en el fondo. Y, además, ha demostrado el elevado grado de conservadurismo existente en la sociedad andaluza, que ha preferido seguir otorgando su confianza a quienes han gobernado desde las primeras elecciones autonómicas, hace ya 35 años.

En otro ámbito, referido a las fuerzas políticas situadas a la izquierda del PSOE, las elecciones han demostrado con bastante claridad que los resultados obtenidos por Podemos, aunque algo menores de los previstos, son suficientes para absorber a Izquierda Unida, en el medio plazo, salvo que esta fuerza política sepa encontrar las formas y el fondo necesarios para resistir y recuperarse, con un esfuerzo mantenido.

Ahora, Podemos no tardará en tener que aceptar la sencilla realidad de que su finalidad última es la de gobernar; y que, para ello, necesitará establecer pactos políticos con otras fuerzas, que podrán restarle votos en futuras ocasiones. Porque el simple hecho de ocupar espacios de poder, no sólo obliga a hacerse la foto, buscar aliados y establecer preferencias; sino que, además, conlleva defraudar expectativas, afectar intereses personales o colectivos y tener nuevos adversarios.

Queda la derrota importante del PP, que ha pasado de 50 a 33 diputados, con un porcentaje de votos del 26% del total y que ha confirmado el grave error de Rajoy y su núcleo de confianza, de pensar que los pobres resultados económicos que van mejorando, serían suficientes para obtener una mejora electoral, presentando un nuevo líder que apenas era conocido; y que daba la sensación de que tenía la misión difícil de dejar ganar a la líder del PSOE, pero sin demasiada distancia en las urnas. Pero claro, de 45 a 33 escaños es una importante diferencia, que ha obligado a los líderes del PP a modificar con urgencia sus actitudes y comportamientos, a la vista de las próximas elecciones autonómicas y municipales de finales de mayo, en las que podrían llegar a perder el poder en algunas autonomías importantes y en bastantes municipios de los de mayor población; con las consiguientes pérdidas de empleo y sueldo de muchos de los mandos políticos de segundo y tercer nivel en toda España.

En cuanto a la nueva fuerza emergente, Ciudadanos, ha sabido confirmar su actual importancia, con sus 9 diputados y casi un 10% de votos, que configuran un importante partido político para las próximos tiempos, capaz de conseguir unos pactos, hacia la derecha o la izquierda, que podrá ayudar a cambiar el tablero actual de la política española. Y que puede ser esencial en la formación del próximo gobierno estatal con el PP o con el PSOE. En todo caso, parece claro que el panorama político español será distinto al que conocemos; y que iremos viendo una clase política con mayores dosis de modestia; y más necesitada de condiciones aptas para el diálogo y el pacto.

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