¿Aulas seguras?

Los estudiantes de toda España han convocado una huelga de tres días –entre ayer y mañana– para exigir unas aulas más seguras. Albergo serias dudas sobre la oportunidad y la eficacia de una medida de este tipo solo un día después de regresar a las clases, pero es obvio que motivos no faltan para la protesta.

Y es que vistas algunas realidades, si los niños no se contagian más será porque el virus está despistado ante tanto desbarajuste. Se habló de reducir ratios, incluso de buscar espacios alternativos fuera de los colegios si hiciera falta para garantizar el espacio de un metro y medio entre los alumnos. Bien, pues en Tarragona hay clases con 30 estudiantes, separados entre sí por una distancia de… ¡un palmo! Las supuestas burbujas, esos grupos estancos que permitirían seguir los contactos en caso de contagio, en muchos sitios ni están ni se las espera. Por no hablar de la falta de profesores y otros recursos. Sí, sobran los motivos para la protesta.

Y es que cada día se hace más patente la sensación de que se ha perdido un tiempo precioso y de que al final, como siempre, lo hemos dejado todo para más tarde. Y, llegada la hora, comprobamos que, también como siempre, nos ha pillado el toro. Alguien debería explicar por qué, después de tantos meses con los colegios cerrados y sabiendo a lo que nos enfrentábamos, no se ha hecho el trabajo que garantizara una reducción de las ratios de alumnos por aula –endémicamente altas– y aún no están contratados todos los profesores que eran necesarios. Sí, parece evidente que alguien no ha hecho bien los deberes, aunque insistan, basándose no sé muy en qué –debe de ser cuestión de fe–, en que las aulas son «lugares seguros».