Avanzar hacia atrás

19 mayo 2017 19:22 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:18
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Desde hace meses, por no decir años, el mundo está asistiendo a una verdadera crisis de los refugiados. Miles ciudadanos han tenido que abandonar precipitadamente sus hogares por los conflictos internos. En Somalia (África) han sido más de un millón de personas que han huido hacia los países vecinos, como Etiopía. En Afganistán la cifra supera los dos millones y medio (como casi como la población de Barcelona). Mujeres, hombres, niños y niñas rohingyas que trataban de huir de la persecución en Myanmar en barco este año murieron o fueron víctimas de brutales palizas a manos de traficantes de personas si sus familias no pagaban los rescates.

Y más cerca de Europa, la situación de Siria se va deteriorando por momentos. El conflicto bélico que se vive en aquel país se está cebando, como en la mayoría de guerras, en los más débiles: la población civil. Se calcula que más de cuatro millones de ciudadanos han sido desplazados de sus hogares, huyendo de la miseria y también de las bombas que lanzan los bandos. Y mientras por un lado hay un intento de buscar una tregua, hay países que siguen alimentando económicamente y con armamento a los contrincantes.

Ante este panorama es muy difícil buscar la paz. Si no se corta la financiación y los suministros bélicos no se va a acabar con la guerra. Las distancias entre los diferentes bandos están tan alejadas que no se vislumbra una solución a corto o medio plazo. Y mientras, Europa se quita el ‘muerto’ de encima firmando un acuerdo con Turquía para que se ‘encargue’ de gestionar la situación. Patético.

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