Ayudas a la Terra Alta, un mero consuelo

31 agosto 2019 12:20 | Actualizado a 31 agosto 2019 14:59
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La consellera de Agricultura de la Generalitat, Teresa Jordà, mantuvo ayer diversas reuniones en Flix con agricultores y alcaldes de las zonas afectadas por el incendio forestal de la Ribera d’Ebre para explicarles de forma directa las actuaciones y las ayudas que ha dispuesto la Generaliat para superar los efectos del fuego. De momento, la actitud de diálogo y de dar la cara de la consellera ha conseguido paralizar las movilizaciones que cada semana estaban llevando a cabo los agricultores afectados, pero por ahora no ha conseguido convencer de que las medidas dispuestas por la administración vayan a suponer un gran remedio para los males de la comarca. En efecto, la medida consiste en habilitar créditos a través del Institut Català de Finances sin intereses. Es decir, para superar la situación, el payés tiene que endeudarse, porque el crédito hay que devolverlo. Sí que es cierto que se ahorran los intereses, pero es que la situación de muchos agricultores está tan al límite que si no reciben una inyección a fondo perdido no podrán superar el trance y tendrán que abandonar. Las medidas adoptadas por la Generalitat, sin ánimo de desdeñarlas, suenan más a postureo institucional de cara a la galería que de una verdadera acción para conseguir que los agricultores afectados puedan seguir viviendo de sus explotaciones.

Está bien que de forma inmediata comiencen los trabajos para la regeneración forestal, pero no es el trabajo más urgente. El bosque mediterráneo sobrevive a los fuegos. Incluso podría afirmarse que vive del fuego. De un bosque quemado nace otro con más vigor. En cambio no sucede lo mismo de las explotaciones agrarias. Precisamente es el bosque el que avanza sobre las tierras de cultivo que se han abandonado por falta de rentabilidad. El Govern ha ido a la Terra Alta a trasladar consuelo, que ya es de agradecer, pero las verdaderas medidas para fijar a los agricultores en el territorio siguen pendientes. No será a base de créditos de colores como lograremos un país en el que el trabajo esencial del agricultor se reconozca como debe.

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