La actualidad política está marcada por una cadena de desconfianzas y recriminaciones de traición.
Se considera traidor a Pedro Sánchez, acusado por el PP, Vox y CS de pactar con los independentistas. En Catalunya (dejando aparte a Santi Vila, traidor mayor del reino), Rufián insinuó que Puigdemont les traicionaba cuando quiso convocar elecciones. Ahora JxCAT desconfía de ERC por sus conversaciones con Sánchez; y Torra ve desleal a Pere Aragonès por decir: el President (a quien Sánchez no coge el teléfono), no es necesario que esté en la negociación.
En el fondo permanece la desconfianza entre Puigdemont y Junqueras. En teoría buscan lo mismo; en la práctica cada uno teme ser atacado por la espalda. Dicho sea esto… en confianza.