Carácter campeón

Hasta Messi debe asumir la necesidad de hacer equipo con unas reglas para todos

19 mayo 2017 22:47 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:14
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Con trabajo y esfuerzo, se puede ganar. La frase textual del Cholo Simeone, entrenador de un Atlético de Madrid al que cambió la personalidad fue: «Si se cree y se trabaja, se puede». Ha pasado un año y hoy tenemos otra actitud vencedora: carácter. La figura que representa esta realidad es un jugador de baloncesto, el argentino Nocioni, que a sus 36 años ha dotado al talento del equipo del Real Madrid de baloncesto del carácter necesario para ganar. Por supuesto que sin trabajo y esfuerzo diario para completar la técnica no hay milagros posibles. Pero en el caso que nos ocupa se trata de un sacrificio diario porque las rodillas y los tobillos de jugadores de dos metros de altura y más de 100 kilos de peso sufren y hacen pasar calvarios a unos profesionales cargados de partidos donde tienen que desenvolverse con soltura y coordinación a la mayor velocidad posible.

Sin embargo, los responsables del equipo de baloncesto lograron lo imposible, que era invertir en carácter después de dos finales de Euroliga, de la vieja Copa de Europa, perdidas por falta de personalidad en los momentos cruciales de un partido. Dar la cara, asumir la responsabilidad, creer en ti mismo y, sobre todo, en el juego del equipo y haber trabajado duro todos los días con Pablo Laso, un buen entrenador para conseguir el triunfo. Nocioni daba las claves tras la victoria frente a los griegos del Olympiacos desbordados por la ambición y la fe de los madridistas: «Me duelen las rodillas, los tobillos, pero he sufrido todos los días para ganar». Habían pasado 20 años y había hecho falta que el carácter de los veteranos arrastrara al talento de todo el equipo, sobre todo de Carroll con sus triples.

En el fútbol se aplica la misma receta: planificación, trabajo, esfuerzo y talento para que funcione el equipo. En el caso del Barça, campeón de Liga, el líder es Messi que choca con el entrenador Luis Enrique. Pero hasta el mejor jugador del mundo debe asumir la necesidad de hacer equipo con unas reglas para todos. Valga toda esta reflexión no solo para el Madrid de fútbol, sino para la vida diaria de un equipo que se llama España.

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