Carné de pobre

La mayoría de las comunidades autónomas, que al parecer son más de diecisiete, se han declarado en rebeldía y optan por la generosidad. Cada una de ellas tiene su corazoncito y todas están de acuerdo en que es injusto excluir a los inmigrantes indocumentados del sistema sanitario. Son personas como nosotros, pero han tenido aún peor suerte, incluso peor salud, y se ponen malos con frecuencia. Si no faltan al trabajo es porque no lo tienen y no necesitan excusas. Lo que necesitan es un carné que les acredite como menesterosos, esos que ahora se llaman ‘desprotegidos’. Rajoy, presionado por la opinión pública, ha aceptado dar atención sanitaria a los sin papeles, pero como no hay más médicos, ni más hospitales, ni más medicinas, ha dispuesto que haya más papeles.

Para que entre nosotros no haya equívocos, el Gobierno presentará en septiembre un modelo único de cobertura completa, no se vayan a confundir quienes van a clínicas privadas con los que disfrutan de una situación irregular. El problema, como siempre, es el dinero. «Escudos pintan escudos y tahures muy desnudos con dados gana condados», que dijo Góngora. Su implacable enemigo Quevedo coincidía con él en su aprecio por el poderoso caballero y confesaba que dar paso hacia él, es dar buenos pasos. Los consejos de un cojo también deben seguirse.

En septiembre sabremos de qué pie cojea España, pero hasta las elecciones no conoceremos el tratamiento, ni la ortopedia recomendable. ‘En septiembre el enfermo tiemble’, dice nuestro refranero, tan optimista como siempre. El PP se dispone a reformar el CGPJ, el Senado y el Constitucional. Como los malos estudiantes en ese mes, quiere remodelar las notas. También quiere incrementar su calidad democrática y devolver a los ciudadanos la confianza en la política que nunca tuvieron. Muchas ocupaciones para cuando se vaya agosto hasta el año que viene.