Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos, este año me he portado muy bien, de forma excelente, diría yo, por lo que espero generosos regalos. Me lo merezco. Por ir a votar en todas y cada una de las ocasiones que tocaban -tres, de momento, y esto es sólo el principio- pido que los parlamentarios que han salido de las urnas hagan honor al vocablo y se dediquen a parlamentar en lugar de a obstruir los pactos que, además de no llevarnos a ninguna parte, nos tienen en el desgobierno más absoluto. Mientras estos señores se enrocan en eternas discusiones y asambleas, la sanidad pública decae irremediablemente, la educación de los niños -los mismos que en un futuro deberían pagar nuestras pensiones- adolece de males injustificables en detrimento de todos, los parados de larga duración siguen sin respuestas y los nuevos puestos de trabajo, esos de los que tanto alardea Mariano Rajoy, cada vez son más precarios y vergonzosos; el recibo de la luz, además de ininteligible es prohibitivo, el del gas sigue la tónica... y así un largo etcétera inacabable. Pero callamos. ‘Amordazados’, pagamos impuestos religiosamente -el que puede-, rescatamos bancos con millonarias tarjetas black incluidas, aguantamos a partidos políticos corruptos y, de pronto, vemos atónitos cómo algunos detenidos se lanzan al mar desde un yate de lujo y otros esquían en Suiza directamente desde la prisión. Seguramente tenemos lo que nos merecemos, que para eso hemos sido nosotros solitos los que hemos depositado las papeletas en las urnas, pero ¿seguro que nos hemos portado tan mal?