Castigados a leer por no llevar mascarilla

La pandemia de coronavirus que tanto nos ha trastocado la vida y los esfuerzos de los diferentes gobiernos –unos más que otros– por evitar la proliferación de los contagios está incentivando y poniendo a prueba la creatividad de las autoridades. Mientras algunos optan por castigos físicos y, los más, por sanciones económicas, otros van más allá y adoptan medidas mucho más estimulantes.

Es el caso de la gobernación de Sakarya, una provincia al noreste de Turquía, que desde ayer impone tres días de cuarentena en casa, leer diez libros y una multa de unos 100 euros para aquellos ciudadanos que no usan la preceptiva mascarilla en el espacio público y en el lugar de trabajo.

Resulta cuando menos curioso que alguien considere una forma de castigo obligar a leer libros, pero –seamos realistas– seguro que para mucha gente lo es, lo que evidencia una muy triste realidad que explica muchas cosas. En todo caso, felicito a quien haya tenido tan brillante idea. No solo porque contribuirá a elevar el nivel cultural de los que irrespetan las medidas de seguridad para contener el virus, sino porque de esa forma también formará ciudadanos más responsables y solidarios. No estaría mal que aquí también se apostara por una ciudadanía más instruida. Nos evitaríamos muchos males.