Cataluña : El adoctrinamiento que no cesa

En Cataluña, el nacionalismo ha tomado la educación como un ámbito de su propiedad en el que tienen derecho a hacer lo que les venga en gana
 

12 febrero 2022 10:30 | Actualizado a 12 febrero 2022 11:12
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El adoctrinamiento ha estado presente en la historia reciente de la humanidad en todas las dictaduras fascistas y comunistas, y es también una pieza fundamental del nacionalismo. En Cataluña, con el acceso de Jordi Pujol a la presidencia de la Generalitat (1980), el nacionalismo, con la colaboración de la izquierda, ha tomado la educación como un ámbito de su propiedad en el que tienen derecho a hacer lo que les venga en gana. Y esto se ha traducido en la imposición de la inmersión lingüística y de un proyecto político, el suyo, al que han subordinado todo lo demás.

El tema viene pues, de lejos. En el documento ‘La estrategia de recatalanización’, publicado íntegramente por El Periódico de Cataluña el 28-10-1990, se planteaba el programa básico para acelerar el avance en el proceso de la «construcción nacional» de Cataluña. Pues bien, todo lo que en él se dice se ha ido cumpliendo de forma implacable, por parte de los sucesivos gobiernos de la Generalitat, incluidos los presididos por Pascual Maragall y José Montilla, del PSC. Y ello se ha venido haciendo, en gran medida, con la complicidad de los sucesivos gobiernos de España (PSOE y PP).

En los últimos años, en nuestro país no han dejado de aparecer informes que ponen de manifiesto que los libros de texto en Cataluña, en el País Vasco y cada vez más también en Baleares, Valencia, Galicia y alguna otra de las 17 ‘taifas’ (donde están situadas las nuevas trincheras), están llenos de incorrecciones, falsificaciones y manipulaciones sobre la historia, las ciencias sociales y sobre otras materias. En muchos de estos libros España es prácticamente invisible en el relato histórico y geográfico. Se habla reiteradamente de Cataluña y el País Vasco como unos «territorios históricamente oprimidos», de la « represión social y cultural contra el catalanismo y el vasquismo», de la «represión indiscriminada» contra la izquierda. Se hace en muchos de ellos apología de una de las ideologías más reaccionarias y peligrosas que ha dado el siglo XIX y el XX, el nacionalismo supremacista y racial (Prat de la Riba, Macià, Sabino Arana, Murguia... ), disfrazándolo actualmente bajo la noción igualmente supremacista de «identidad cultural». Todo esto está ampliamente recogido en los libros del profesor P. Heras Caballero: La España raptada. La formación del espíritu nacionalista (Ed. Áltera, 2005 ) y Educar en la mentira. Adoctrinamiento y manipulación en las aulas de Cataluña y el País Vasco (Ed. Almuzara).

El pasado noviembre el Tribunal Supremo consagraba que, al menos, el 25% (quina barbaritat!) de clases en Cataluña deben impartirse en español (tal como establece la Constitución) y rechazaba el recurso de la Generalitat contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que instaba a los centros educativos a impartir, al menos, este porcentaje en castellano. La respuesta de la Generalitat no se hizo esperar y fue decir, en lo que supone un insulto y un intolerable desprecio a la Justicia y a la democracia, que incumpliría de nuevo la sentencia del Alto Tribunal. De hecho, lleva más de veinte años incumpliendo reiterada y sistemáticamente las resoluciones de los Tribunales sobre este y otros temas, contando a menudo con el silencio cómplice de los gobiernos de turno.

Días después se producía el valeroso acoso al niño y la familia de Canet por exigir el 25% en español. Luego ocurrió algo similar en Vila-seca. Hace unos años pasó por lo mismo Ana Moreno, la madre ‘coraje’ de Balaguer, a la que le hicieron pasar las de Caín por conseguir que los tribunales le dieran la razón para que sus hijos recibieran más docencia en castellano.

Hace unas semanas el nacionalismo tocaba a rebato y varios miles de personas (muchos menos de los que esperaban) se manifestaron en Barcelona, convocados por la plataforma Somescola, que es el nombre que viene utilizando Òmnium y el nacionalismo para imponer la ideología nacionalista en las escuelas y la inmersión lingüística (utilizada como la primera forma de adoctrinamiento). Todo ello, en apoyo del Govern de la Generalitat y contra el fallo de la sentencia; allí estaban desfilando los lideres de los principales sindicatos (convertidos todos en una especie de subvencionado Sindicato Vertical del régimen nacionalista), junto a las entidades independentistas ANC, Òmnium y todos los partidos secesionistas, desafiando a los Tribunales y al Estado de Derecho. En el mismo sentido, hemos asistido a la presentación de múltiples mociones en los Ayuntamientos.

Ahora los alumnos de la ESO de Cataluña estudiarán en Historia las «identidades», la «resistencia a la opresión» y la «emancipación nacional». En Lengua tendrán que desarrollar un sentimiento de «pertenencia lingüística» tomando como premisa que el catalán es la única «lengua vehicular» de aprendizaje. En Latín entenderán Cataluña como si fuera «un país» y deberán «valorar el papel de la civilización latina como origen de la identidad europea en general y catalana en particular», ignorando a España. Así aparece en el borrador de decreto catalán de Ordenación de las Enseñanzas de la Educación Básica y sus seis anexos, según publicaba un importante medio de comunicación hace unos días. A pesar de que el Gobierno central aún no ha aprobado su currículo estatal, la Generalitat ha enviado ya a los centros educativos su desarrollo autonómico de Primaria y la ESO. Cataluña es, de este modo, la primera autonomía en difundir su currículo regional y en diversas asignaturas, se observa un alto grado de politización y se insiste en que los alumnos, más que estudiar hechos y datos concretos, aprendan a ser activistas de la perspectiva de género, la diversidad, la memoria democrática... a destacar la importancia de los sentimientos.

En Cataluña no está bien visto exigir el cumplimiento de la Ley y las sentencias Judiciales (un requisito esencial de todo Estado de Derecho). Aquí van ustedes de victimas, dicen que España les oprime, pero aquí los únicos oprimidos somos nosotros, a los que silencian, excluyen, acosan y desprecian. Les pido disculpas por llevar tantos años intentando combatir las imposiciones nacionalistas, como combatí en su momento las franquistas, cosa que la gran mayoría de ustedes no hicieron. Por querer una Cataluña donde se garantice la pluralidad, la igualdad de derechos, la democracia y la libertad (también la lingüística). Lamento, por último, decirles que han nacido dos plataformas ‘EscuelaDeTodos/Escola de Tothom’ y ‘Hablamos español’ que están recogiendo firmas para conseguir la aplicación de la sentencia del 25%. Nosotros, los constitucionalistas de Cataluña, como dijo Cicerón, pensamos que «el buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes».

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