Cataluña, mea culpa

08 enero 2021 09:50 | Actualizado a 08 enero 2021 21:03
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Todo indica que la sustitución de Miquel Iceta, el candidato natural, responde a un cambio de enfoque en el papel de los socialistas catalanes en la operación reconciliación. La justificación oficial que intenta explicar este cambio de caballo se basa en una supuesta encuesta que señalaría a Illa como un buen reclamo para los votos desanimados de Ciudadanos. Pero eso no se sostiene. Con ese discurso de todos somos culpables, hay que cerrar heridas (indultos a los sediciosos) no es fácil captar un solo voto constitucionalista. Así que la elección de Illa (sin primarias que valgan) está enfocada a presentar a un socialista no para president, sino para conseller de un president de ERC.

Ese papel, que no podría hacer con mínimo decoro Iceta, necesita un fusible dispuesto a abrasarse en el empeño. Nadie mejor que un ministro ya carbonizado. El futuro conseller de un Gobierno tripartito (ERC, Comunes, PSC) tendrá que diligenciar temas como los indultos a los condenados del Procés, engrasar las inyecciones económicas a la Generalitat para achicar la bancarrota de Torra y, sobre todo, ir preparando la consulta. En esa hoja de ruta, Salvador Illa tendría como misión vacunar a los soberanistas de su virus independentista dándoles algunas dosis de autodeterminación light. Es decir: indultos, financiación plus y consulta pactada. En teoría (solo en teoría) esa jugada rompería la unidad de acción del independentismo en Cataluña. Y lo que es más importante le daría a Sánchez el apoyo de ERC para mantenerse en el poder. La lógica del relato sanchista es aplastante: Indultos, financiación plus, consulta, es el precio. Y como todos somos culpables, la factura la tendremos que pagar entre todos.

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