Catalunya no puede seguir en tensión permanente

La convocatoria de huelga fue un fracaso en los centros de trabajo pero extendió el clima de incertidumbre

 

09 noviembre 2017 11:37 | Actualizado a 09 noviembre 2017 11:41
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Catalunya vivió ayer una nueva jornada de protesta por el encarcelamiento de una parte del Govern de la Generalitat cesado. La movilización fue convocada bajo la fórmula de huelga general por un sindicato minoritario, una argucia para salvar la prohibición legal de convocar huelgas de carácter político. Sea cual fuere el calificativo, el paro no tuvo una incidencia significativa en los centros de trabajo. El éxito o el fracaso de las huelgas se mide actualmente con un indicador insoslayable: el consumo eléctrico. Los datos de consumo industrial fueron incluso superiores al nivel de un día normal. A las 11:15 horas de la mañana el consumo eléctrico era un 1% superior al de una jornada sin huelga. El pasado 3 de octubre, jornada también de huelga, la disminución fue de un 10,5%, y el 14 de noviembre de 2012, jornada de la huelga general europea, el descenso fue del 18%. Es evidente que los ciudadanos no están por la labor de paralizar el país cada dos por tres. Donde sí que hubo un seguimiento significativo de la huelga fue en el sector de la enseñanza, especialmente movilizado desde siempre por razones obvias. Así pues, pese al evidente fracaso del intento de paralizar el país, no se puede menospreciar el daño que está produciendo a Catalunya el permanente estado de tensión i algarada callejera. Ayer no pararon las fábricas ni los centros de trabajo, pero la movilidad y el transporte público vivieron durante toda la jornada continuos cortes que provocaron no pocas molestias a los viajeros.
La Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) ha estimado en millonarias  las pérdidas causadas en el transporte internacional por los cortes de las carreteares y de las vías férreas. Si Catalunya se instala en un estado permanente de tensión y de inestabilidad social, el desastre será insuperable. Ha comenzado el traslado de sedes sociales de las empresas, pero, de seguir así, se irán a continuación los centros de producción hasta desertizar nuestra economía. ¿A quien beneficia la conocida táctica de cuanto peor, mejor?

 

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