Con la seguridad jurídica no se juega

Grecia es una gota de agua en el océano comunitario, pero lo peligroso es el contagio que amenaza la seguridad jurídica

19 mayo 2017 23:34 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:36
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Poco ha tardado el Banco Central Europeo en cortar el crédito a los bancos griegos. Lo hizo el miércoles, horas después de que Tsipras se viera con Mario Draghi en una entrevista calificada ingenuamente de cordial y esperanzadora por el joven político heleno. El banco emisor ha justificado la medida por las «serias dificultades para cerrar con éxito el rescate actual y acordar una extensión o un nuevo programa de ayuda». Los vencedores de las últimas elecciones griegas dijeron en efecto que se habían acabado los recortes y que el pago de la deuda sólo sería exigible en el momento en que la economía griega empiece a crecer. Grecia es una gota de agua en el océano comunitario, pero lo peligroso es el contagio: si la estrategia griega diera resultado, la seguridad jurídica del bloque europeo hubiera saltado por los aires. El sistema financiero vive de la confianza y no es concebible que un Estado llegue siquiera a sugerir que no honrará sus compromisos o que adoptará al respecto una decisión unilateral. Además, si Syriza consiguiera su objetivo, organizaciones antisistema como Podemos tendrían el camino expedito para hacerse con el control de Europa. Syriza ha dado la campanada que obliga a las instituciones europeas a ser más delicadas, más democráticas, más sensibles a las razones sociales. Pero Grecia, que es la principal culpable de su postración, debe pagar sus errores y someterse a los pactos que pueden asegurarle la luz al final del túnel.

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