Las nefastas relaciones entre el Govern de la Generaliat y el Gobierno central a raíz del proceso soberanista han entrado en un terreno peligroso. El conseller de Interior, Jordi Jané, ha denunciado el bloqueo que está padeciendo el Govern en la contratación de nuevos mossos d’esquadra. Del mismo modo, también se ha alertado de la necesidad de convocar la Junta de Seguridad, organismo que coordina los distintos cuerpos de seguridad, estatales, autonómicos y locales. Sorprende que la Junta de Seguridad no se haya reunido desde el año 2009. Otras versiones aseguran que no lo hace desde el 2007, con lo que esta inoperancia parece trascender al proceso soberanista del que en el referido año ni se hablaba. Es decir, muy poco necesaria parece ser dicha Junta porque es de suponer que los distintos cuerpos policiales disponen de otros mecanismos de coordinación. Los periódicos informamos a diario de operaciones conjuntas entre diversos cuerpos policiales. Sucede, no obstante, que no está el horno de la seguridad para bollos. La amenaza yihadista no cesa y en Catalunya estamos en el nivel cuatro sobre cinco de alerta terrorista. Un marco de enfrentamiento, ni que sea verbal, entre las distintas policías que tienen competencias en materia antiterrorista no es el mejor escenario para afrontar el riesgo diario que sufrimos. Si a alguien se le ocurre poner en juego la seguridad por estrategia política deberá cargar con las consecuencias.