Conferencia de presidentes

04 agosto 2020 08:20 | Actualizado a 04 agosto 2020 08:33
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Es curioso que la denominada Conferencia de Presidentes, que reúne a los presidentes de las comunidades y ciudades autónomas, no estaba prevista ni en la Constitución ni en los Estatutos de Autonomía.

Inició su andadura, por motivaciones políticas, sin que constituyera un órgano como tal, hasta que en la IV Conferencia, celebrada el 14 de diciembre de 2009, adoptara un Reglamento interno, modificado en la VI Conferencia, celebrada el 17 de enero de 2017.

Actualmente, la Conferencia de Presidentes es el órgano de máximo nivel político de cooperación entre el Gobierno y las autonomías y ocupa la cúspide del conjunto de órganos de cooperación multilateral. Pero lo que en San Millán de la Cogolla (La Rioja) iba a ser una cumbre autonómica, en mi opinión, se convirtió en la solemne puesta en escena de un agravio comparativo.

El lendakari Iñigo Urkullu que, como es sabido, suele colocarse siempre el primero en la cola de cobrar, se hizo rogar para viajar a la cercana Comunidad de La Rioja y Pedro Sánchez cedió en una negociación contra reloj, mientras el resto de los presidentes regionales posaron para una foto como meros convidados de piedra.

El Estado compuesto o descompuesto, diseñado en el Palacio de La Moncloa, con Pedro Sánchez al frente, trató una vez más de engañar a todos, planteando la gobernanza compartida, lo que significa en pocas palabras en que cada autonomía se apañe como pueda o sepa.

Mientras tanto, el honorable de Catalunya, Quim Torra, no estuvo presente en la toma de decisiones para la reconstrucción. Optó por convertirse en destructor de su tierra.

El mismo día en que se conocía que la economía española entraba en depresión, con una caída del Producto Interior Bruto (PIB) del 18,5%, los presidentes autonómicos, excepto Quim Torra, aceptaron unir sus esfuerzos para sacar al país y sus territorios adelante.

Pedro Sánchez, de palabra dudosa, ha propuesto la cogestión de 140.000 millones de euros provenientes, si llegan, de la Unión Europea (UE), para neutralizar los efectos de la pandemia.

Como que Quim Torra no está ni se le espera, seguramente se sentiría incómodo en la cuna de la lengua castellana, ha tenido que ser el dirigente del Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC), Miquel Iceta, quien declarara el error histórico de la ausencia.

Catalunya no va a salir de la pandemia sin colaborar con el Gobierno y con el resto de las comunidades autónomas. El presidente de Euskadi, Iñigo Urkullu, igual de nacionalista que Quim Torra, decidió cambiar de opinión en el último momento y comparecer en la Conferencia.

La presidenta madrileña, Isabel Díaz-Ayuso, acudió de mala gana, pero fue presionada por Pablo Casado. Si no hubiera sido así, habría hundido su carrera política y, posiblemente, también la del Partido Popular (PP). Lo mismo ocurrió con el presidente de Andalucía, Juanma Moreno.

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