¿Congreso de Diputados o de historiadores?

27 junio 2020 09:00 | Actualizado a 27 junio 2020 09:35
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Ya va siendo hora de que, como ciudadanos, tengamos alguna reflexión acerca del trabajo de los diputados del Congreso en los últimos tiempos. Que en esencia, debería ser de dos tipos: primero, el de trabajar como poder legislativo, en la actualización y mejora de la normativa necesaria para una sociedad compleja de principios del siglo XXI; y segundo, el de controlar la gestión del poder ejecutivo o gobierno, desde la perspectiva del interés general.

Da la sensación, en demasiadas ocasiones, que hay un interés especial, por parte de algunos grupos políticos, en dejar al margen sus principales responsabilidades. Y en realizar análisis históricos, desde sus opiniones o ideologías, que son o pueden ser perjudiciales para la convivencia social, en forma pacífica y tolerante.

En mi opinión, los diputados a los que damos nuestra confianza en las urnas, mediante un sistema democrático y proporcional, aunque de listas cerradas, deberían entender que no les hemos votado para que discutan sobre sus respectivas visiones de la historia.

Ya tenemos en España y en Europa, suficientes y buenos historiadores, para poder leer sus libros, que publican después de muchos años de trabajo y de estudio. Y en los que aportan muchos datos concretos, a veces reiterados y a veces nuevos, con los que explican su relato histórico.

No deberíamos permitir ni tolerar que nuestros diputados en el Congreso nos quieran convencer de su propio relato de la historia. Cuando, además, es un relato troceado, parcial y a veces negativo para la convivencia. Y todo ello, con la finalidad esencial de distraernos de nuestro presente y de no darnos explicaciones del futuro.

Son estos tiempos, no sólo difíciles en los valores a defender, sino también castigados por una larga crisis económica, a la que se ha añadido una fuerte crisis sanitaria, derivada de una pandemia llegada de la lejana China; y con escasos medios farmacéuticos de tratamiento hasta la fecha actual.

Hagan, pues, el favor los diputados del Congreso en olvidar sus relatos históricos, para concentrar su trabajo en los problemas del presente y en las posibles soluciones para el futuro. Para ello perciben su salario. No nos quieran distraer con la llamada Reconquista, los Reyes Católicos, o las guerras de religión entre católicos y protestantes, o entre cristianos y musulmanes o judíos. Y actúen, única y exclusivamente, para prevenir otros conflictos posibles en el ámbito español y europeo.

En resumen, trabajen para que nuestro nivel de bienestar social no siga descendiendo hacia niveles desconocidos desde hace muchos años. Tienen trabajo abundante para actuar contra la crisis sanitaria y la crisis económica y social consiguiente. Empiecen por facilitar las medidas de protección adecuadas a los sanitarios y cuerpos y fuerzas de seguridad para su trabajo. Y no olviden a los empresarios, que son los creadores de empleo y de riqueza.

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