¿Contra el Estado?

Si todavía no hemos aprendido que es la economía la que mueve las sociedades, suspenso

09 octubre 2017 10:41 | Actualizado a 09 octubre 2017 10:42
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Había preparado un escrito de colaboración para el Diari distinto al presente. Pero, antes de remitirlo, hemos conocido los acuerdos de varias empresas, algunas de relevancia, en el sentido de trasladar su domicilio social fuera de Catalunya. En general, nos han indicado que lo hacen para la mejor defensa de los intereses de sus clientes y de sus accionistas. En principio, no tenemos porqué dudar de sus manifestaciones.

De todas formas, no quiero dejar de reiterar dos de los párrafos que había en mi escrito ya preparado: «cuando alguien señala la luna con el dedo, hay muchos que miran hacia el dedo» y «cuando se solicita diálogo y mediación, sin plantear ninguna modificación de los objetivos finales, simplemente se está engañando a los ciudadanos, para quedar a cubierto de las consecuencias de la tormenta que pueda venir en un próximo futuro».

Hay un planteamiento ficticio y voluntariamente engañoso, que consiste en hacer creer que el Estado es el Gobierno y los partidos que lo apoyan. Sin embargo, la realidad nos indica que el Estado somos Todos. Pero hay que saber escuchar y atender a los signos de la Realidad. Y debemos dejar de hacer demasiado caso al relato de la Ficción.

Si hubiéramos aprendido y aceptado que el Estado somos Todos, no hubiéramos atendido casi exclusivamente a nuestros representantes políticos. También hubiéramos escuchado a los representantes de las organizaciones empresariales, cuya finalidad esencial es la de solicitar las mejores condiciones posibles para crear empresas, puestos de trabajo, pagar nóminas e impuestos; así como obtener beneficios para sus propietarios o accionistas.

Si todavía, en el año 2017 de nuestra era, no hemos aprendido que la economía es la que mueve o frena las sociedades, merecemos un suspenso en el análisis social. Y si, todavía, no hemos aprendido que la sociedad debe mostrar un especial agradecimiento a los empresarios, que arriesgan una parte de su patrimonio para generar riqueza y puestos de trabajo, es que estamos en un nivel de principiantes en el análisis económico.

Pues bien, tanto desde una perspectiva económica, como política o social, nuestros responsables políticos, a los que pagamos el sueldo a final de mes, no pueden desconocer estas cuestiones básicas. O no pueden actuar como si no las conocieran. Porque, tanto en un caso como en otro, habrá motivo o causa justificada para que los ciudadanos-contribuyentes les suspendamos y les mandemos a su casa a estudiar de nuevo y mejor, para poder aprobar.

Estamos, en Catalunya, España y Europa, en el final de una larga y dura crisis económica, que empieza a ser superada. Y si, por actuaciones de nuestros responsables políticos, este inicio de recuperación se detiene o retrocedemos de nuevo, los ciudadanos deberemos pedir explicaciones en las vías políticas, civiles o penales, a todos aquellos que hayan contribuido a una recaída económica y a un menoscabo del Estado del Bienestar, cuya defensa nos incumbe a todos, puesto que a todos beneficia.

Por eso, en resumen, deberíamos concluir que el Estado somos Todos. No es en vano que el artículo 1,2 de la Constitución de 1978 dice que «la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado».

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