Contra el populismo, más periodismo

Un año de ‘miradas’. Hoy hace un año que empecé a escribir en esta ‘contra’ del Diari y me pregunto ¿qué ha pasado durante este tiempo? ¿qué ha resultado ser sólo espuma y ruido y qué sustancia y fundamento?

11 octubre 2018 12:20 | Actualizado a 11 octubre 2018 12:24
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Hoy hace un año que empecé a escribir en esta «contra» del Diari y ahora intento dar con alguna fórmula de celebración y agradecimiento para compartir mi alegría con ustedes. Pero sólo se me ocurren preguntas: ¿Qué ha pasado durante este año? ¿Qué pasará el próximo? ¿Qué ha resultado ser sólo espuma y ruido, después de todo, y qué sustancia y fundamento?

La vieja fórmula que se enseñaba en las escuelas de periodismo para decidir de entre dos noticias la más importante era también una pregunta: ¿Cuál de las dos seguirá siendo noticia durante más tiempo? Y no por casualidad ese es también el mejor método que propone la psicología conductista para que decidas qué debe preocuparte. Si ese algo tan preocupante, dentro de un año será una tontería, es que ya lo es. Olvídalo. Mándalo a paseo.

Pero ha habido tonterías que han crecido sin merecerlo en nuestra mente y nuestras primeras páginas, informativos, tertulias y, por tanto, en nuestras vidas. La actualidad se ha llenado de hombres fuertes amenazantes que prometen soluciones fáciles para problemas complejos en nombre del pueblo y para el pueblo.

Siempre dicen que hay solo un pueblo y, qué causalidad, resulta ser el que ellos representan. Ven amenazas por todas partes para la pureza, la ingenuidad y la buena fe de ese pueblo, cuyas esencias sólo ellos saben interpretar. Y aunque juran que la soberanía pertenece siempre al pueblo, de momento se la quedan ellos.

Erdogan encarcelando miles de personas por sus ideas; Orban postulando una gran Hungría; Salvini expulsando a los gitanos de Italia sólo por serlo; Le Pen pidiendo la prohibición del Islam…¿Estamos un año después más cerca o más lejos de sufrir aquí populismos similares?

¿Los sufrimos ya?

Y ahora déjenme que me haga una pregunta corporativa: ¿Qué debemos hacer los periodistas ante el populismo? ¿Reírnos de sus tonterías? ¿Negarles el micrófono? ¿Denunciar sus mentiras?

Un gran periodista, Pedro Vallín, también se lo pregunta con lucidez. Y llega a la conclusión de que la clave es no difundir la agenda populista. Si, por ejemplo, en Tarragona la inmigración no es un problema, los periodistas no deberíamos estar hablando día y noche de ella, porque, al final, la gente creerá que lo es.

Si reducimos el complejo debate territorial en el Estado, a la simpleza de escoger una bandera u otra, estamos haciendo creer a los ciudadanos que lo que les diferencia es su identidad y no su renta. Así obligamos a todos a elegir bandera y hacemos más difícil que elijan la de la convivencia.

Si llenamos páginas y páginas e informativos de sucesos, damos la impresión de que tenemos un problema de crimen, cuando la realidad es que hoy tenemos en Tarragona, Catalunya y España una de las menores tasas de criminalidad de la Historia.

Y si dedicamos también horas de programación a explicar que unos quitan lazos y otros los ponen, damos la impresión a la audiencia de que estamos al borde de la guerra civil y que eso exige decisiones drásticas y jueces sin piedad, cuando la inmensa mayoría sigue haciendo su vida sin mayores problemas.

Ha sido un año difícil de olvidar, pero la tarea del periodista era ayudar a vivirlo con calma y las ideas claras. Y demasiado a menudo hemos preferido vender diarios, ganar cuota de pantalla y sentirnos protagonistas de la Historia. Estamos a tiempo de mejorarlo poniendo la realidad por delante de las emociones: haciendo periodismo.
 

Lluís Amiguet es autor y cocreador de «La Contra» de La Vanguardia desde que se creó, en enero de 1998. Comenzó a ejercer como periodista en el Diari y en Ser Tarragona.

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