Corredor ferroviario, la cara y la cruz

Hay formas de subsanar los aspectos negativos de la nueva estructuración ferroviaria que afectan sobre todo a las conexiones locales.

 

31 octubre 2019 13:10 | Actualizado a 31 octubre 2019 16:29
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En materia de infraestructuras, la política que no haces te la hacen, tal como sucede en todos los ámbitos de la gestión pública. El Camp de Tarragona lleva veinte años discutiendo si son galgos o podencos, con lo que el Estado, a través de Adif, el organismo gestor de las infraestructuras ferroviarias, ha avanzado en el diseño del mapa ferroviario del Mediterráneo obviando la opinión de las localidades del territorio. La verdad es que lo han puesto fácil. Ante la inveterada división de la que siempre hace gala este territorio, Adif ha resuelto por la calle de en medio, que no es otra que primar los intereses de los trayectos de largo recorrido con las grandes capitales como objetivo primordial. Es decir, ante el enlace con alta velocidad entre Barcelona y Valencia, ¿qué importancia puede tener el trayecto Cambrils-Salou? La entrada en vigor del nuevo tramo del Corredor Mediterráneo añade una gran mejora en las relaciones de larga distancia, sobre todo entre Barcelona y el Levante y entre el Levante y el interior de la península a través de Lleida y Zaragoza, pero quedan sin resolver los problemas de las conexiones de proximidad de las que ahora se dispone y que desaparecerán o quedarán muy menguadas con la entrada en servicio del nuevo trazado. Las estaciones más damnificadas serán las de Tarragona centro, que perderá los Euromed hacia Barcelona y Valencia, y Salou, que de momento no tendrá más conexión ferroviaria que el apeadero de PortAventura. Cambrils recibe una de cal y otra de arena. Estrenará una moderna estación en el trazado del Corredor con Velocidad Alta, pero perderá la actual estación céntrica que la une con Salou. Hay formas de subsanar los aspectos negativos de la nueva estructuración ferroviaria que afectan sobre todo a las conexiones locales. Pero para que puedan ponerse en marcha es necesario llegar a soluciones de consenso que no sean meras cartas a los Reyes Magos. Si no es así, tanto el Gobierno como la Generalitat lo tienen que ni pintado para «hacernos» las infraestructuras que ellos quieran.

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