Hace 500 años que los primeros misioneros llegaron a Filipinas. Era en la Pascua de 1521. Cinco siglos después el país no solo es el más cristiano de Asia, sino el cuarto del mundo, después de Estados Unidos, Brasil y México, con 84 millones de fieles, el 81% católicos.
La crisis cristiana en Europa no tiene paralelo en el Archipiélago. En un año hay más bautizos en Filipinas que en España, Francia, Italia y Polonia juntas. Como dato significativo, de los múltiples viajes que hizo Juan Pablo II, nunca reunió a tanta gente en una misa como en Manila en 1995: más de cuatro millones de asistentes.
Francisco calificó a las mujeres filipinas de «contrabandistas de la fe», por cuanto la llevan a donde trabajan. Como en la primitiva cristiandad.