Cuando el quién importa más que el qué

En este país los odios y los vetos nos impiden avanzar. Lo estamos viendo estos días con los Presupuestos Generales del Estado, un asunto crucial que, en la situación en la que nos encontramos y dada la necesidad de salir lo mejor parados de esta pesadilla, debería concitar un esfuerzo generoso de todos los partidos para sacar adelante los presupuestos que el país requiere. Pero no, aquí ni siquiera nos detenemos a mirar si el contenido es bueno o malo; aquí pesa más el hecho de que si lo apoya Mengano, no lo apoyará Zutano, simplemente por ser Mengano y Zutano. Porque hemos oído mucho ruido por el hecho de que un determinado partido apoye el proyecto de presupuestos, pero lo que realmente nos gustaría saber es si esas cuentas son las que necesitamos para afrontar los complicadísimos tiempos que se nos vienen encima. Y, de ser así, benditos sean los apoyos que las hagan posibles. Sería de desear que en una situación tan excepcional hubiera un gran consenso, pero aquí eso es pedir peras al olmo. Ya lo dice el corresponsal en España de The New York Times, el periodista suizo Raphael Minder: «Los políticos españoles no están a la altura del momento ni de lo que les pide la sociedad. Quienes mantienen viva la democracia en España no son los políticos, sino los votantes, que votan aunque menudo lo hagan tapándose la nariz». Pues sí. Y así nos va.