Cuando la economía no basta

No hay día que pase en que desde el Gobierno no se nos recuerde que España está saliendo de la crisis

19 mayo 2017 23:09 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:17
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No hay día que pase en que desde el Gobierno no se nos recuerde que España está saliendo de la crisis. Sea con datos propios o de terceros y con mayor o menor fortuna, es casi una coletilla de todos los discursos oficiales y esta semana no ha sido una excepción. Mariano Rajoy lo hizo el lunes durante ese manido, ridículo y cada vez más sinsentido maratón de cortes de cinta e inauguraciones que protagonizaron políticos de todos los colores en el último día de plazo antes de las elecciones de mayo.

Pero insistir en la mítica frase de que «la crisis ya es historia del pasado», matizada después, cuando una de cada cuatro personas que quieren trabajar está en paro, uno de cada tres desempleados no cobra prestación alguna, uno de cada dos jóvenes no tiene trabajo o nuestro país lidera los principales rankings sobre desigualdad de la UE, es cuanto menos una temeridad. Por ello, el mensaje ahora es que el principal objetivo del Gobierno es que el final de la crisis llegue a todos. Un ligero cambio de comunicación poco creíble porque hasta ahora sus recetas para salir de la misma, además de no ser propias sino impuestas por la UE y Alemania, lo que han hecho ha sido justo lo contrario. Empobrecer a los que menos tienen y situar en la marginalidad a muchos ciudadanos.

Por eso no es de extrañar que de la misma manera que el gobierno de Zapatero pagó su merecido por negar la crisis cuando ya estábamos inmersos en ella, el PP haya hecho lo mismo en Andalucía. Rajoy hace tiempo que se equivoca al creer que para que los ciudadanos les voten basta con vender que nuestra economía está saliendo de la crisis.

Lo que necesita el PP no es únicamente un cambio de relato sino ofrecer algo más que una recuperación basada en parte en factores externos (como la política monetaria del BCE o el descenso del precio del crudo). Se trata de recuperar la credibilidad perdida y ésta es incompatible con seguir dejando en el aire las respuestas sobre quién autorizó un funcionamiento irregular de las finanzas de su partido durante casi dos décadas. La economía no basta.

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