Cupo de náufragos

Los partidos emergentes empiezan a parecer ´partidos sumergentes´

19 mayo 2017 21:55 | Actualizado a 22 mayo 2017 12:56
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Este año, más que nunca, se preveía un ‘otoño caliente’. Con esa expresión, tomada del acervo político italiano, aquel ‘autunno caldo’ de 1969 a rebufo del mayo francés que sacudió el país del Piamonte a Sicilia, los sindicatos tradicionalmente avanzaban su temporada de huelgas y presión al poder tras la tregua tórrida del ferragosto; pero este otoño de 2015, estrangulado por un calendario electoral de vértigo entre el fuego de la Diada y la resaca de las elecciones generales, se aguardaba con la sensación colectiva de un gran terremoto político por el desplazamiento de las fallas tectónicas de la Transición. Ahora, sin embargo, el cambio parece cotizar a la baja. Los sondeos retratan un bipartidismo revitalizado, con PP y PSOE como únicas alternativas para ganar; y una Cataluña sin mucho margen aritmético para romper las reglas del juego. El futuro parece volver a ser lo que era.

De momento los partidos emergentes empiezan a parecer ‘partidos sumergentes’: en cada sondeo se hunden un poco más. Ante la evidencia del ‘No, we can’t’, Podemos busca pactos de supervivencia sin acabar de encajar su vertiginoso proceso de auge, hasta liderar las encuestas, y decadencia en apenas un año. También Ciudadanos tendrá que pasar por el diván, porque vuelve el ‘valor refugio’ de los grandes partidos. Y ese instinto conservador contra el aventurerismo también se adivina en Cataluña, ante una candidatura sin programa, diseñada solo para declarar la independencia, que el día después tendrá que gobernar la comunidad, no organizar ‘diadas’ folclóricas. Y eso es difícil con un grupo parlamentario cuyo plantel parece más apropiado para estrenar el musical de ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’; de ahí que incluso la patronal sumisa haya roto la omertá.

No será un otoño frío, desde luego, pero tampoco tan caliente. De hecho Rajoy ya no carga contra el fantasma del populismo, sino contra el PSOE, su rival de siempre: «es la mayor amenaza para España» ha dicho en Soutomaior, donde predica como Zarza Ardiente. El PSOE ha resistido, y Sánchez, contra pronóstico, tiene buen cartel.

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