Dalí, el genio del surrealismo

Tal vez una de las causas de la personalidad de Salvador Dalí (Figueras 1909-1989) puede ser el hecho de que tuvo un hermano, muerto prematuramente, llamado Salvador, como él. Según algunos psiquiatras, suele generar en la madre un deseo de substitución que, a su vez, provoca en el hijo lo que ellos llaman un trauma pre-natal, que tal vez marcaría de algún modo el resto de su vida, poniendo en peligro su equilibrio mental, pero también agudizando su técnica creativa o método de examen psicológico, de carácter sugestivo. Este trauma también se manifestó, según la misma teoría, en Vincent van Goho (1853-1890), el genial loco y pintor holandés, que también vino a substituir, a ojos de sus padres, a un hermano del mismo nombre muerto prematuramente.

Dalí tuvo muchas anécdotas a lo largo de sus ochenta años; con ocasión de una conferencia en Londres, Dalí se presentó ante el atónito auditorio con una escafandra en la cabeza, un gran puñal de pedrería ensartado en un ancho cinturón de cuero, y en su mano derecha un taco de billar, mientras conducía a dos perros lobo con la izquierda. Su explicación fue que con su extraño atuendo pretendía manifestar al público su voluntad de bucear hondamente en la mente humana.

Un amigo periodista y crítico de arte checoslovaco, Pavel Stepanek, me visitó en Tarragona. Estábamos en casa viendo la televisión cuando emitieron una entrevista a Salvador Dalí. En aquellos tiempos, antes de la Primavera de Praga, la República Checoslovaca era comunista, y el genial pintor estaba totalmente prohibido. La satisfacción de mi amigo fue enorme. Quedó atónito y perplejo cuando Dalí, finalizando la entrevista, manifestó: «Yo soy monárquico-anárquico». En una exposición de fotografías que hizo Stepanek en Praga, incluyó muchas de nuestra ciudad.

Francisco Ortiz de Pinedo Mendiluce (TGN)