De libertad y responsabilidad

Mientras continúa muriendo gente cada día a causa de la Covid-19; mientras los sanitarios luchan otra vez en unos hospitales cada día más llenos de enfermos; mientras los gobernantes aplican nuevas restricciones para tratar de frenar la expansión del virus; mientras los bares se ven obligados a cerrar, con unas pérdidas millonarias que dejarán a muchas familias en la ruina; mientras la ciudadanía en general se esfuerza por cumplir unas normas que alejan a las personas de los amigos y de los familiares…

Mientras todo eso sucede, un grupo de 130 personas se reúne en una masía de El Catllar para celebrar, sin mascarillas ni distancia, una fiesta convocada a través de las redes sociales. Sí, porque ellos no piensan –o no les importa– en el coronavirus ni en las terribles consecuencias que su irresponsabilidad puede tener, tanto para ellos como para sus padres, sus abuelos y el resto de la sociedad. Sí, porque para ellos su derecho a divertirse está por delante de la vida de los demás.

Es verdad que son tiempos difíciles. Sí, lo son para todos. Ayer oía a la madre de una adolescente decir que, tal como está la situación, la mejor medida para atajar los contagios era hacer como París e imponer el toque de queda. «¿Y dónde queda la libertad?», preguntó su hija. «La libertad es un derecho irrenunciable, pero requiere responsabilidad», contestó la mujer. Pues eso.