De los 40 para arriba...

Parece ser que este refrán se encuentra fuera de la realidad. Según un estudio del Departament d´Economia i Història Econòmica de la UAB de Barcelona, justo a esa edad, favorece más la salud cuando se habita en pareja, que las personas que viven solas.

Los dos se aman, se cuidan, se preocupan de su vestuario, médicos, medicinas, y sus aficiones. Poco a poco se van adaptando el uno al otro. Hay que tener en cuenta siempre el espacio que cada individuo necesita para sentirse único e irrepetible.

Los investigadores llegan a la conclusión que el matrimonio es altamente beneficiosos para la salud pero los efectos sólo son visibles a partir de los 40 ó 50 años de edad. El diálogo, la convivencia diaria, el contacto con sus familiares respectivos, las amistades, todo ello regado con mucho amor y algún que otro perdón, ayuda a la finalidad del compromiso adquirido. Convivir en pareja, tener descendencia, formar una familia entra dentro de la primera célula social.

A diferencia de los animales, la persona cuando nace, necesita toda la ayuda y cariño de sus progenitores durante bastantes años.

Es por eso que para los vástagos, la estabilidad y unidad familiar resulta imprescindible para su desarrollo humano a todos los niveles.

Visitación Juárez Laiz

(Tarragona)