De momento el deshielo, que no es poco

Pedro Sánchez y Quim Torra rompen ocho años de distanciamiento entre el Gobierno central y la Generalitat.

 

10 julio 2018 11:04 | Actualizado a 10 julio 2018 11:08
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El encuentro entre el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat rompe ocho años de distanciamiento institucional desde que en 2010 se reunieran por última vez Mariano Rajoy y el por entonces president de la Generalitat Artur Mas. Sólo por este hecho, la cumbre celebrada ayer en La Moncloa debe considerarse como enormemente positiva. La recuperación del diálogo se concreta en principio en la recuperación de las reuniones de la comisión bilateral Estado-Generalitat, que no funciona desde 2011. Pero también ha habido compromisos concretos de importancia. Por ejemplo, el presidente del Gobierno central se ha mostrado dispuesto a revisar los recursos que el anterior Ejecutivo interpuso ante el Tribunal Constitucional contra leyes sociales de Catalunya como la de pobreza energética. Pero esencialmente, la primera reunión de trabajo fue un gran discurso de gestos de distensión y de deshielo. La propia duración del encuentro trasmite el mensaje (más de dos horas) de que hay mucho de qué hablar. No ha habido ningún tema vetado. Torra ha puesto sobre la mesa el derecho a la autodeterminación de Catalunya y la situación de los presos del ‘procés’. Aquí, como era de esperar, es donde Sánchez ha sido tajante: «No hay margen», le ha respondido a a Torra. Es la línea roja que no debe ser obstáculo para mantener una relación «fluida» entre ellos y que no se produzca un “cortocircuito de esas relaciones”. El catálogo de temas pendientes es amplio: políticas sociales,  empleo, dependencia, corredor Mediterráneo, cambio climático, sanidad universal o pobreza energética. Habrá una nueva reunión en Barcelona a no tardar, según ha anunciado la portavoz del Gobierno. No ha tardado la oposición en dinamitar el encuentro. Ni Sánchez ni Torra lo tendrán fácil para seguir avanzando en la senda del diálogo. Las dificultades llegarán cuando sea la hora de las renuncias, requisito imprescindible para alcanzar cualquier pacto. De momento ha empezado el deshielo, que no es poco.

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