De presidente a sultán

19 mayo 2017 18:43 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:05
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La creciente desestabilización de Oriente Medio iniciada por la invasión de Irak en el 2003 con la trama orquestada por Bush y Blair con la colaboración de Aznar, puede agravarse si Erdogan aprovecha el golpe fallido para consolidar su proyecto autocrático. Superadas las pruebas electorales, solo el ejército podía frenar la radicalización de su islamismo y su deriva autoritaria. Por eso no hay que descartar que haya sido un golpe ‘inducido’ desde el poder. El alzamiento presenta fallos inexplicables. El más grave: iniciar el golpe sin haber primero detenido a Erdogan. Es ingenuo pretender su derrocamiento sin ese trámite previo. Erdogan dudó entre pedir asilo en otro país o intentar sofocar el golpe. Sin arriesgarse, convocó por las redes a sus partidarios a que salieran a defenderle. Los imanes repitieron la consigna desde las mezquitas. Los manifestantes encontraron el respaldo de la policía y la gendarmería, dos cuerpos de seguridad reforzados por su gobierno en los últimos años. Sin responsables visibles, la intentona se desmoronó. Erdogan había tenido dificultades para modificar la constitución y consolidar un poder aún más discrecional. Ahora, tras el fallido golpe, aprovechará para despejar ese camino. «Es un regalo de Dios para limpiar el ejército», fueron sus palabras.

El ejército moderno fundado por Kemal Ataturk a comienzos del siglo XX, era el garante de valores fundacionales: nación, democracia y laicidad. Erdogan intentará convertirlo en un ejército a la medida de su proyecto autocrático. Y es el segundo de mayores dimensiones como miembro de la OTAN.

Los 28 países de la Unión Europea han cerrado en los últimos meses acuerdos vergonzosos con su gobierno. Como el que le otorga 6.000 millones de euros a cambio de que no deje pasar a ningún refugiado más al continente europeo. O la tolerancia de su salvaje represión contra el pueblo kurdo en su propio territorio. O el apoyo a grupos islamistas radicales en la guerra en Siria.

Turquía es un país clave en las regiones del desestabilizado Oriente Medio. ¿Seguirá la UE ignorando la realidad y abandonando los valores que sustentaron su nacimiento? No me refiero al euro, sino a los derechos humanos, la democracia, la igualdad, las normas de asilo y refugio, la dignidad humana. Erdogan no respeta ninguno de estos valores.

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