¿Derrota al diálogo?

19 mayo 2017 18:59 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:35
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Falta una semana para ir a votar y no hay tiempo que perder. Antes de depositar la papeleta, de seleccionar la mejor lista, bueno será repasar las enseñanzas que nos ha proporcionado esta segunda y fatigante campaña electoral.

Si el voto de la indignación va a pervivir, bueno será analizar quién sabe y puede enfrentarse con más éxito a los graves problemas sociales, y conseguir una recuperación económica no apuntalada en la desigualdad. Decía Manuel Azaña, en la sesión de las Cortes que debatía el primer Estatuto de Cataluña (mayo 1932), que nadie tiene derecho a monopolizar el acierto. A decir que su solución «es la mejor porque es la más patriótica. Se necesita que además de patriótica, sea acertada». Así que, para acertar, antes de elegir papeleta, mejor será interpretar los sondeos electorales. Si, al final, el recuento de votos coincide con lo apuntado en los sondeos, podremos concluir que en este país, la generalización del político corrupto no habrá sido castigada. Que la sanción propinada en las urnas el 20 de diciembre ya fue suficiente. O, lo que es peor, «como todos son igual», en plan análisis de brocha gorda, votamos a quien nos mola y punto. En cambio, se apuntan votos de castigo contra quienes se esforzaron en dialogar. Contra quienes cedieron en algunas cosas en aras de un acuerdo. Contra quienes no hicieron ascos al Rey e intentaron formar Gobierno.

Cercanos a la candidez, sosteníamos que los intentos de diálogo político, cualesquiera fueran los interlocutores, reforzaban la democracia. A punto de hacer el primo, creíamos que buscar soluciones era el camino acertado. Pero no. Los esfuerzos de Pedro Sánchez y Albert Rivera para intentar la formación de un gobierno no apuntan a recoger sonoros aplausos. El apoyo a Ciudadanos se desdibuja, mientras flaquea el voto al Partido Socialista. En una estrategia de polarización alentada por Rajoy e Iglesias, el espacio político más conciliador podría ser castigado. En ese caso, el diálogo habría sido el gran derrotado.

Comentarios
Multimedia Diari