Desaparece la revista ‘American Way’, reliquia de los años dorados de viajar en avión

Una publicación pionera. Durante más de cincuenta años, con sus artículos de destinos atractivos o los temas escogidos, ha retratado los cambios de la sociedad estadounidense y de la experiencia de volar

13 junio 2021 18:30 | Actualizado a 14 junio 2021 05:08
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La emblemática compañía American Airlines anuncia que va a retirar su revista corporativa a bordo de sus aviones, aquella que, cuando volamos, siempre nos encontramos en el bolsillo situado frente a nuestro asiento junto a una guía para seguir en caso de emergencia y una bolsa de papel blanca (reconozco que tardé en entender para qué servía esa bolsa que, gracias a Dios, nunca he tenido que usar).

Hace más de 50 años que se publicó el primer ejemplar. Fue en el invierno de 1966. La publicación se presentó como American Way, y a los asistentes de vuelo se les llamó por primera vez azafatas y a los viajeros de negocios se les ofrecían tarifas familiares con billetes a mitad de precio para «su esposa».

Esos tiempos han cambiado. En su última portada, el tema destacado son los vecindarios considerados LGBTQ o amigos de la comunidad gay, en todo el país.

Esas revistas de la aviación comercial siempre estuvieron pensadas para promover los viajes, para que los viajeros de un vuelo se interesaran por otros destinos que la compañía también ofrece y, a través de un artículo atractivo, invitarnos a volar allí para descubrir todo lo que unas pocas líneas les contaban sobre sus parajes, sus calles, sus restaurantes, sus gentes, su cultura... Son retratos, que a lo largo de este más de medio siglo de publicación, American Way ha plasmado, mostrando cómo ha cambiado la sociedad estadounidense, no solo por lo que contaba cada artículo, sino por lo que mostraba o por los temas escogidos (sería impensable, por citar un ejemplo, que en 1966 la revista hubiera siquiera mencionado un destino vinculado a la comunidad LGTBQ).

Ahora American Airways se suma a la decisión de otras compañías como Delta o Southwest en Estados Unidos, y dejará de publicar su revista. Sin duda, la pandemia ha sido la estocada final para esa publicación en papel que se podía convertir en un transmisor del virus al ir de mano en mano, pero también es cierto que han contribuido los gustos cambiantes de los viajeros por el entretenimiento a bordo y las múltiples ofertas en línea, muchas de ellas posibles por el Internet en vuelo.

Hoy los viajeros, cuando no duermen o hablan con el vecino, leen un libro (pocos, dicho sea de paso) y, sobre todo, ven pantallas: las de sus teléfonos móviles, sus tabletas digitales o sus ordenadores personales. Además, claro, está el entretenimiento a bordo (cada vez más de pago) pero que es el que ofrecen las compañías especialmente en viajes largos. Las revistas de papel no tienen ya mucho sentido.

El fin de American Way, pionera en este sector y la que durante más tiempo ha sido publicada, supone en cierta manera el fin de una era que comenzó a cambiar hace unos años. Es una reliquia que se resistía a desaparecer —seguramente debería haber desaparecido hace ya algún tiempo— y que se suma a otro cambios que ha sufrido la experiencia de volar.

Un viaje en avión hoy es diferente a esa agradable aventura de hace unas décadas. Aquellos años en los que ir al aeropuerto y subirse a una avión era como ir a una estación de autobús donde simplemente comprabas o recogías tu billete y subías. Aquellos años en los que los asientos estaban pensados para la comodidad del viajero, no para el beneficio de las compañías. Aquellos años donde las bebidas o las comidas servidas eran apetitosas, generosas y se presentaban no en empaques de plástico sino en plato. Incluso (aunque esto no lo celebro —algo bueno tenían que tener tanto cambio—), ¡se permitía fumar!

La muerte de American Way es como el colofón de la muerte de la aventura de viajar en avión. Es el epitafio de esos años dorados que han dado paso a la pesadilla que supone hoy volar para la cual hace falta mucha paciencia.

Gustau Alegret es periodista, trabaja en Washington para el canal internacional de noticias NTN24.

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