Días de Birmania

Sigamos con los nombres que empezamos a enumerar en el artículo de ayer para intentar comprender un país como Birmania.

4. Shan (traición) 

Poco antes de empezar la segunda guerra mundial Aung San, un antiguo estudiante de la Universidad de Rangún, se convierte en secretario del partido comunista birmano. En 1940 marcha a Tailandia junto con los llamados «Treinta Camaradas» y se alía con los japoneses que acaban invadiendo Birmania y declarando la independencia de los británicos. En los últimos días de la segunda guerra mundial Aung San decide cambiar de bando volviéndose en contra de sus protectores. Los ingleses optan por admitirle en vez de ajusticiarle por crimines de guerra.

El 12 de febrero de 1947 se firman los acuerdos de Panglong, en virtud de los cuales los pueblos shan, kachín y chin acuerdan unirse a la República birmana a cambio de la concesión de una amplia autonomía y la promesa que los shan podrán independizarse en diez años. Aung San y varios ministros son asesinados el Día del Mártires. La independencia se declara formalmente en enero de 1948. A igual que se hizo en la primera guerra mundial con los armenios, los británicos dejan desprotegidos a las minorías, dando lugar a una guerra étnica que todavía no ha acabado.

El abogado americano Shelby Tucker escribe a principios de este siglo una larga crónica sobre la situación birmana, realmente difícil de comprender (Con la insurgencia. A pie por Birmania). Bajo la rúbrica de «Que afecta a todos los protagonistas» relata: «Explotar, tolerar prohibir el narcotráfico. Rivalidades interétnicas. Culto a la (s) personalidad (es). Codicia, ambición, oportunismo, sospecha y envidia personales». Y para que no haya duda deja que constancia que «los británicos habían dejado plantados a los karén, a los príncipes indios y a los somalies, quienes como los kachín, les habían sido leales». «¿Con quién habían sido justos? Y a pesar de todo, los británicos seguían disfrutando de esa curiosa reputación de ser justos».

5. Shwe Dagon (represión)

En el año 1962 el general Ne Win, uno de los Treinta Camaradas, instaura un régimen mezcla de budismo y de socialismo y cierra herméticamente el país a los extranjeros. Permanece en el poder hasta el 23 de julio de 1988 en que se despide con un discurso en el que recuerda a sus conciudadanos: «Cuando el ejército dispara, dispara a matar». Birmania se encontraba al final de su mandato entre los diez países más pobres y entre lo primeros exportadores de heroína del mundo.

A principios de agosto los monjes manifiestan que en el cielo por encima de la milenaria y extraordinaria pagoda Shwe Dagon de Rangún ha aparecido la imagen de Buda invertida. Mal pronóstico.

En 2019 los más de dos mil templos de Pagan fueron declarados Patrimonio de la Humanidad. Los recelos que suscitaba el régimen militar habían impedido que tal justa distinción hubiera sido otorgada antes por los organismos internacionales

El ocho del ocho de mil novecientos ochenta y ocho (los cuatro ochos) cientos de miles de personas salieron a la calle en reclamación de las libertades civiles, al igual que está ocurriendo estos días. El ejército aplastó las manifestaciones y dio la razón a Ne Win dando muerte a numerosas personas y deteniendo a miles de ciudadanos.

Un dirigente decía al año siguiente de estos sucesos: «la verdad solo es cierta durante un periodo de tiempo. Lo que un día fue verdad puede que meses o años después, ya no lo sea». Recuerda la frase de Orwell en 1984: «quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado».

6. Aung San Suu Kyie (frustración)

Si hay una palabra que defina mejor a Birmania es frustración.

La única hija de Aung San regresa a Birmania en los años 1988 y en la pagoda Shwe Dagon se dirige a más de medio millón de personas. Nueve de los once Treinta Camaradas que acompañaron a su padre a Tailandia y que todavía sobreviven se encuentran de acuerdo con ella. Parece que el cambio del régimen es posible. Sin embargo, un grupo de militares toma el poder y constituye el Comité Estatal para la Restauración de la Ley el Orden, transformado luego en el comité de Estado para la Paz y el Desarrollo.

Hay que esperar algunos años para que unas elecciones lleven al partido de la hija de Aung San al poder y a limitar en cierta forma el poder de los militares.

En el año 2019 los más de dos mil templos de Pagan fueron declarados Patrimonio de la Humanidad. Los recelos que suscitaba el régimen militar habían impedido que tal justa distinción hubiera sido otorgada antes por los organismos internacionales. Algo estaba cambiando en el país. Sin embargo, una vez más, el 1 de febrero de este año, el ejército ha dado un golpe de estado y arrestado a Suu Kyi.

7. Pagán (melancolía y extrañeza)

James George Scott, que fue funcionario de fronteras durante más de treinta años a finales del siglo XIX literalmente escribió en uno de los mejores libros sobre Birmania: «Jerusulén, Roma, Kiev, Benarés, ninguna de ellas puede vanagloriarse de la multitud de los templos ni de la esplendidez de las formas y ornamentos que se hallan en Pagán». Somerset Maughan es más escueto en la descripción de su visita: «Lugar extraño y melancólico».

Ciertamente la impresión que uno experimenta al ver la llanura llena de pagodas al lado del río es muy similar a la se tiene al divisar las pirámides de Egipto. Una especie de extrañeza por una realidad que se nos presenta inabordable y, paralelamente, el sentimiento de melancolía que siempre te produce el transcurso inexorable del tiempo reflejado en las ruinas.

Espero que a ustedes les hayan sido útiles estos nombres para intuir Birmania, o como quiera que se llame este país, uno de los más extraordinarios del mundo. Yo prefiero quedarme con las últimas (melancolía y extrañeza).