Días de Birmania (I)

El país ha sido noticia por la persecución de una minoría de tradición musulmana. Los rohingya son descendientes de comerciantes árabes y bengalíes que se instalaron hace cientos años en el estado de Arakan

19 febrero 2021 11:01 | Actualizado a 19 febrero 2021 11:06
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Últimamente Birmania o Myanmar ha salido en las noticias occidentales por dos temas: por la persecución de una minoría de tradición musulmana y por el golpe militar que tuvo lugar el pasado 1 de febrero. 

Poco después del anterior golpe de Estado estuve en Birmania. Los militares, para potenciar el turismo, acababan de crear un visado especial, algo así como «turistas libres». Al entrar en el país debías cambiar trescientos dólares americanos en una moneda «turística» y se te proporcionaba un mapa con los lugares que no podías bajo ningún concepto visitar.

Cuando el escritor inglés Willian Somerset Maghan viaja por Birmania a principios del siglo XX escribe que Mandalay es ante todo un nombre, «Mandalay tiene un nombre; la entonación descendente de esta bonita palabra reúne a su alrededor el claro oscuro de la fábula» (El caballero del Salón). Maughan es un snob pero intuye que Birmania suscita en el espectador lejano la magia de lo desconocido.

En 1989 Burma o Birmania desaparece para convertirse en Myanmar. El nombre colonial de la capital Rangún se transforma en otro (Yangón), para poco después ser destituida como tal y cambiada a otro sitio, igual que antes había sucedido con Pegu, con Pagán o con Mandalay. Probemos algunos nombres. 

1. Kayan (persecución).

Al occidental le cuesta situar Birmania en el mapa y en la historia. A pesar de que la etnia birmana supone dos tercios de la población, hay siete grupos étnicos diferentes, con sus subdivisiones, y se hablan más de cien idiomas distintos. 

Adentrarse en su historia o en las tensiones de los diversos grupos étnicos que coexisten en Birmania se presenta como una ardua tarea. Pero muchas veces una imagen es más práctica que cien libros. Seguramente ustedes habrán visto alguna fotografía de las llamadas mujeres jirafas (que alargan su cuello instalándose sucesivos anillos), e incluso pueden que las hayan visitado contra las recomendaciones éticas en el norte de Tailandia. En realidad, se trata de refugiadas pertenecientes a la tribu Kayan o Karen dentro del Estado Shan en Birmania. 

La prensa se ha hecho eco recientemente de la persecución de una minoría existente en el Estado de Arakan. Los rohingya son descendientes de comerciantes árabes y bengalíes que se instalaron hace cientos años en esta parte del golfo de Bengala. Ya a principios de este siglo unos doscientos cincuenta mil tuvieron que huir fuera de su país y refugiarse en el Estado vecino.

En Rebelión en la granja, de George Orwell, uno de los principios básicos es que todos los animales son iguales pero cuando los cerdos se hacen más poderosos, se añade una coletilla que dice que puede que todos los animales sean iguales, pero algunos son más iguales que otros. En Birmania, resume la escritora Emma Larkin, «los birmanos étnicos son los que son más iguales que otros».

2. Maymyo (totalitarismo).                                     

La Alta Birmania mantuvo durante siglos su independencia hasta finales del siglo XIX en que junto con la Baja Birmania fue anexionada a la India británica. En 1887 el coronel May del quinto regimiento de infantería creó una ciudad para los nuevos gobernantes (La ciudad de May) a unos cuantos kilómetros de Mandalay, que sigue siendo una importante base del ejército. Mientras tanto sus compañeros habían sacado sus vasos de soda y habían instalado su mesa de billar en los aposentos de la Reina en el lugar que había sido el Palacio real.

George Orwell con diecinueve años empezó a trabajar como policía colonial en Birmania a principios del XX. Es conocido sobre todo por sus novelas futuristas (1984 y Rebelión en la granja), en las que crea una especie de Gran Hermano, construyendo una realidad tan opresiva como el Castillo de Kafka que desde entonces se conoce con el adjetivo de «orweliana». Emma Larkin (Historias secretas de Birmania. A la sombra de George Orwell) está convencida, y creo que acierta, que el universo totalitario ideado por el autor tiene su origen en los seis años que pasó en Birmania, más que en la persecución por las calles de Barcelona por los soldados rusos, o en las experiencias de su internado en Inglaterra.

Años después Eric Blair (que así se llamaba realmente) escribió los Días de Birmania. Tardó en ser publicada ante el miedo razonable de los editores a ser demandados. Escribe Orwell en esta novela algo tan actual como esto: «La libertad de expresión resulta impensable. El resto de formas de libertad, sin embargo, están permitidas… pero no se es libre para pensar por uno mismo». Aunque sabemos que estuvo destinado en Mandalay no menciona a la Ciudad de May: solo es años después en Homenaje a Cataluña cuando curiosamente escribe sobre su llegada a Maymyo: «Es una experiencia un poco extraña». Quizás había empezado a darse cuenta de que los totalitarismos pueden encontrarse en todos los bandos.

3. Expreso de Rangún a Mandalay (tenacidad).

Dice el viajero y escritor Norman Levis que su título no es más que una floritura retórica, pues de todos los trenes del mundo, probablemente éste es único que nunca llega a su destino. En los años cincuenta del siglo pasado visita Birmania y escribe uno de los mejores libros de viajes sobre el país (Tierra dorada. Viajes por Birmania): «mantener abierta la línea Mandalay-Rangún debía ser casi el ejemplo de tenacidad a los atroces obstáculos en los anales de la historia ferroviaria, un ejemplo que iluminaba una vertiente del carácter birmano».

Algunos años después el expreso logra llegar razonablemente a su destino, aunque sus viajeros acaben pasando una noche peleándose contra los mosquitos y pensando en la malaria.

Martín Garrido Melero: Notario. Profesor de Derecho Civil de la Uni-versitat Rovira i Virgili (URV). Con el Govern Maragall formó parte del gru-po de expertos designado por la Ge-neralitat para elaborar el Libro de Sucesiones del Código Civil catalán.

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