Distancias cercanas

A diferencia de la vejez, que es un agravio, la juventud es una estafa que dura lo que dura

19 mayo 2017 20:09 | Actualizado a 21 mayo 2017 21:34
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Las reuniones a cuatro no cuajan ni a la de tres. Por eso nadie sabe a ciencia cierta a qué atenerse y se resigna a atenerse a las consecuencias. La versión del llamado despotismo ilustrado que padecemos está en las pecadoras manos de gente poco ilustrada, por no decir analfabeta, ya que sabe leer todos los eslóganes políticos, incluso los que se escriben en los retretes públicos, donde todo el mundo se sale con la suya. El por ahora último pacto de la izquierda y similares ha vuelto a fracasar, ya que hay codazos por ocupar ese sitio. A diferencia de la vejez, que es un agravio, la juventud es una estafa que solo dura lo que dura, pero se renueva siempre a su clientela. Tanto el PSOE como Podemos siguen manteniendo posiciones enfrentadas, mientras el Rey se reúne con Carles Puigdemont, también conocido como ‘el temible pelos’, que ostenta el muy honorable título de presidente de la Generalitat. ¿Qué va a ser de nosotros?, decimos mientras seguimos pensando en ellos.

La mitad de los votantes no quiere a Rajoy de candidato, pero la otra mitad más uno, que es el propio Rajoy, sí quiere seguir mandando en la exigua medida de lo posible. El cálculo es más favorable para Sánchez, ya que uno de cada cinco socialistas tampoco le quiere. El problema estadístico nace de la desilusión. El pueblo no es tan tonto como parece, ni como viene desmostrando históricamente y también histéricamente que lo es. Hay que renovarle los trucos circenses para que siga acudiendo a la carpa. Un orador, mixto de vendedor de mantas, inició su brillante perorata diciendo: «amado pueblo» y fue interrumpido por alguien que gritó más que él.

–¡Pueblo será usted!

El ya legendario Julio Anguita, que se dejó parte de su compartido corazón predicando y triplican-do su programa, programa, programa, acaba de decir que «el pueblo se equivoca siempre». Sería pedirle demasiado que se equivocara siempre. Además, iría contra el índice de probabilidades.

Comentarios
Multimedia Diari