Educación ambiental

Ante el marrón ecológico que se avecina, estaría bien que los gobernantes recibieran un cursillo

27 enero 2021 09:30 | Actualizado a 27 enero 2021 09:51
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El pasado viernes, en un acto previo a la Cumbre de Adaptación al Clima, el exsecretario general de la ONU Ban Ki-moon volvió a advertir que «no hay una vacuna para arreglar nuestro clima cambiante» y que el cambio climático «está ocurriendo justo ahora y de una manera cada vez más rápida». No está de más recordar estas palabras: aunque, por suerte, para algunos empiecen a resultar obvias, otros todavía no lo tienen tan claro. Uno de los ejemplos más evidentes de los escasos conocimientos medioambientales de algunos gobernantes es el ya expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump: durante su mandato le dio tiempo de colocar a un negacionista del cambio climático a dirigir la Agencia para la Protección del Medioambiente de retirarse del Acuerdo de París.

Sin embargo, no es necesario mirar tan lejos para encontrar barbaridades climáticas a su altura. Hace pocos días, una lista publicada por The Lancet otorgaba a Madrid –cuyo actual alcalde tanto criticó las restricciones de Madrid Central– el dudoso honor de ser la ciudad europea con mayor mortalidad asociada a la contaminación de los coches. Casi al mismo tiempo conocimos la noticia de que la defensa natural –formada por la playa, el acantilado y las dunas– que protege al parque de Doñana del Atlántico ha retrocedido 80 metros por culpa de la erosión marítima, acelerada por el cambio climático. Así las cosas, y dado que cada vez nos queda menos tiempo para dar un volantazo energético global que palie los efectos del marrón ecológico que se nos viene encima, estaría bien que quienes gobiernan recibieran, por lo menos, un cursillo básico.

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