El Parlament consuma el desafío

La división de Catalunya en el tema del procés es evidente. El Parlament escenificó ayer las consecuencias poco deseables que acarreará la ruptura de la unidad civil

07 septiembre 2017 09:58 | Actualizado a 07 septiembre 2017 10:09
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El pleno del Parlament vivió ayer el preludio de lo que puede ser Catalunya las próximas semanas y los próximos meses, sino los próximos años incluso, si nadie lo remedia: un enfrentamiento abierto entre dos posturas visceralmente contrapuestas, incapaces de avanzar hacia fórmulas de solución por la vía del diálogo y del consenso. En el flanco independentista, Junts pel Sí y la CUP han retorcido la legislación y los reglamentos para aprobar una ley que contraviene todos los principios jurídicos. Pero como quiera que la decisión es llevar adelante el procés al margen de las leyes españolas, todo el argumentario jurídico, incluso de los propios letrados del Parlament, ha sido convenientemente pasado por el arco del triunfo independentista. En la trinchera unionista, el PP y Ciudadanos han disparado con artillería pesada, con el apoyo en la retaguardia de la atollaría de largo alcance que ya comenzó a disparar anteayer con toda clase de munición, incluido el apercibimiento de embargo de los bienes de Artur Mas y de los consellers inhabilitados. En un flanco en principio con pretensiones no alineadas, se han batido Catalunya sí que es Pot y el PSC, pero con argumentos poco consistentes por las tibias posiciones de sus respectivos líderes estatales.  En este ambiente de debate bronco y tenso salió adelante como estaba previsto la ley del referéndum que será recurrida al TC como lo ha sido toda su tramitación. Igualmente es de prever que los tribunales actúen contra todas las personas que intervengan en la organización del plebiscito del 1 de octubre, amenaza que sin duda comprometerá su  realización en condiciones mínimamente ostensibles. Si salga como salga el referéndum, Junts pel Sí y la CUP siguen adelante con el procés, vendrán más días de desasosiego que pondrá en riesgo la unidad civil de Catalunya. Sólo una amplia mayoría social, ya sea a  favor o en contra de la independencia, daría garantías de cerrar con éxito este tremenda crisis política. Pero como quiera que todos los sondeos y comicios muestran una Catalunya dividida, urge un armisticio. 

 

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