El Rey y Catalunya

Felipe VI no es quien ha de proponer la reforma del marco jurídico, pero de su discurso tampoco se desprende que la desapruebe

19 mayo 2017 23:50 | Actualizado a 20 mayo 2017 21:43
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Uno de los tres grandes asuntos que trató el Rey en su discurso de Nochebuena fue el conflicto catalán. Felipe VI se lamentó de la ruptura sentimental y solicitó que se mantenga la unidad bajo el espíritu de la Constitución de 1978, «que es la garantía de una convivencia democrática, ordenada, en paz y libertad». También el monarca reclamó el reencuentro emocional con Catalunya mediante un esfuerzo leal y sincero, y añadió finalmente: «Y sigamos construyendo todos juntos un proyecto que respete nuestra pluralidad y genere ilusión y confianza en el futuro». La reflexión del monarca incluyó por tanto un futurible que formaría parte de la solución -ese seguir «construyendo juntos un proyecto que respete nuestra pluralidad»- pero a nadie se le escapa que la formulación resulta ambigua porque tanto puede entenderse que ha de bastar con acatar la Constitución vigente para resolver el conflicto cuanto que, partiendo del espíritu constitucional, cumple construir un proyecto de reforma que renueve el pacto constituyente sobre una formulación más moderna y adaptada a las evolucionadas sociedades española en general y catalana en particular.

El Rey no es quien ha de proponer la reforma del marco jurídico y mucho menos la reforma constitucional porque excedería de su función de arbitraje y moderación. Pero de su mensaje tampoco se desprende que la desapruebe.

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