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Tan improbable como que Pilar Rahola se haga del PP o que Aznar entre en ERC, es que en los bares deje de discutirse de los árbitros.
La existencia del VAR no ha cerrado las sospechas. ¿Por qué no entró el VAR en el agarrón de Bartra a Messi?, ¿por qué se desentendió del atropello de Ramos a Rubén? En los bares se expresan las dudas y en las redes sociales he visto una foto trucada de un VAR en el que a los mandos está Florentino.
A la duda sobre cuando el VAR interviene, se añade su pretendida infalibilidad, que en realidad depende del ángulo de las cámaras en situaciones de fuera de juego por centímetros. Es obvio que no puede haber cien cámaras apuntando al césped.
Con todo, para el Barça es problema menor porque si Messi se enfada mete otro gol.
