El ángel que da brazos

24 octubre 2021 11:50 | Actualizado a 24 octubre 2021 12:26
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No es habitual toparse con una historia que evidencia que los ángeles existen y viven entre nosotros, pero cuando sucede a uno le alegra el día. Es lo que me ha pasado al conocer a Guillermo Martínez, un madrileño de 27 años que acaba de recibir el Premio Nacional de Juventud en la categoría de Compromiso Social.

Hace unos años cogió los ahorros que tenía y un dinero que le había dejado su abuela y compró una impresora 3D de cien euros. Quería fabricar juguetes, pero fantaseó con la idea de crear brazos para ayudar a personas sin esa extremidad y sin recursos para costearse una prótesis. En 2017 creó el primer brazo en tres dimensiones y, con sus propios recursos, metió en la maleta cinco brazos y se plantó en orfanatos de Kenia en los que había niños con miembros amputados. Regresó con la maleta vacía de brazos, pero llena de experiencias.

Y hoy, cuatro años después, envía 350 brazos anualmente a todas las partes del mundo para que lleguen a personas que los necesitan. Como ese profesor que ha podido volver a agarrar una tiza y escribir en la pizarra. Sí, Guillermo ha cambiado muchas vidas. Incluida la suya; en 2019 dejó su trabajo para dedicarse en exclusiva a la ONG Ayúdame 3D, creada por él mismo y dedicada a elaborar brazos y llevarlos de forma altruista hasta aquellos que los necesiten. Con él trabajan seis personas y tienen una red de cien colaboradores. Guillermo quería fabricar juguetes y ayudar a la gente. Ha cumplido sus sueños: niños de todo el mundo han vuelvo a sujetar un juguete gracias a las prótesis que dona. Uno ve historias como esta y piensa que sí, que un mundo mejor es posible.

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