Antoni Puigvert comentaba ayer en La Vanguardia el espectáculo protagonizado por el periodismo catalán de un «bombardeo masivo a posiciones políticas que no son hegemónicas, hasta la destrucción del obstáculo menor que se atrevía a poner trabas a la corriente dominante: la Unió de Duran Lleida hoy, y ayer el PSC de Navarro».
Pilar Rahola completaba la escena afirmando: «Artur Mas debe asumir una cosa que siempre le cuesta: que todo esto dejará víctimas por el camino».
Es ya una constatación que los partidos catalanes viven una honda crisis: el PSC no puede hacer listas en muchos pueblos; Unió está fragmentada; el PP en trance de desaparición (por méritos propios); Convergència podría presentarse a las elecciones como ‘llista del President’, con convergentes y críticos de los partidos malheridos. La competencia superviviente será ERC, Ciutadans y una coalición impulsada por Podemos.