El busto

Las estatuas en España deberían incorporar ruedas para facilitar su traslado. Ada Colau hizo retirar del salón de plenos la del rey Juan Carlos, con beneplácito de la CUP, que le llama «antiguo jefe de los torturadores», tomando la expresión de Arnaldo Otegi (que de torturas debe saber, por las muchas que infringieron sus amigos a quienes no pensaban como ellos). A continuación Alberto Fernández Díaz colocó un retrato de Felipe VI, que la alcaldesa hizo quitar de inmediato.

Los bustos duran poco entre nosotros. Todo depende del viento que sopla. Emilio Romero, que fue un periodista muy destacado del franquismo, me contó que el ayuntamiento de su pueblo, Arévalo, puso su busto en la plaza mayor, y un día los de UCD lo echaron al río y solo se halló cuando en verano bajaron las aguas. Entonces –comentaba Romero– reapareció mi estatua a la manera como reapareció Claudio en unas excavaciones de Cádiz.