El carillón del Mercat, un nuevo atractivo

Una nimiedad como el carillón puede añadir encanto a Tarragona si sabemos aparcar nuestro carácter autodestructivo

 

29 diciembre 2018 01:25 | Actualizado a 29 diciembre 2018 01:28
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El carillón del Mercat Central cumple mañana sus primeros cuarenta días y ya se puede hablar, sin duda, de éxito relevante. Cada día, sobre todo en el horario de las doce, la plaza Corsini se llena de gente para ver el desfile de las figuras del Seguici al compás del improvisado himno festivo de Tarragona, que no es otro que el popular pasodoble Amparito Roca. Los bares y establecimientos de la plaza, y por supuesto las paradas del Mercat, se muestran satisfechos por el gancho que supone el carillón. Estos días festivos contribuyen a animar la audiencia, sobre todo porque las vacaciones escolares propician la presencia de numerosos niños acompañados por los abuelos o cuidadores que han encontrado en el espectáculo relojero un argumento para pasar el rato. La verdadera prueba de fuego de la capacidad de atracción del carillón vendrá con el buen tiempo, sobre todo en la temporada turística. Si se sabe vender bien el producto, Tarragona añadirá un nuevo argumento para atraer visitantes. La iniciativa, en la que hay que reconocer un especial mérito al empeño de la regidora de Comerç, Elvira Ferrando, no ofrece mayores ambiciones. Incluso podría calificarse de carrinclonada mayúscula, como ya han hecho los siempre dispuestos sectores ciudadanos preparados para destrozar cualquier iniciativa que se intente poner en marcha en la ciudad. Como coinciden muchos sociólogos y conocedores del carácter de los tarraconenses, Tarragona es autodestructiva. No hace falta elevar el carillón a categoría de patrimonio mundial, que evidentemente no lo es, pero es interesante no perder de vista que muchas ciudades han convertido pequeños símbolos en emblema de atracción internacional. Por citar algunos ejemplos nos podemos remitir al Manneken Pis de Bruselas o a la Sirenita de Copenhage. El carilllón del Mercat Central no será la piedra angular para relanzar Tarragona al podio mundial de los destinos turísticos imprescindibles, pero añade ambiente urbano y calor festivo. Vale la pena dejar de ser antodestructivos, aunque sea por una vez.

 

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