El confinamiento y la violencia de género

Las llamadas aumentaron, pero las denuncias bajaron, lo que demuestra lo difícil que aún sigue siendo dar este paso

24 febrero 2021 09:20 | Actualizado a 09 marzo 2021 19:38
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El confinamiento fue un verdadero infierno para muchas maltratadas. La sospecha de que los tres meses de encierro domiciliario provocado por la epidemia de coronavirus se convirtieron en un drama, un suplicio y en muchos casos una prisión para las víctimas de la violencia de género se ha visto confirmada ahora por los datos.

Las llamadas al teléfono del Institut Català de les Dones desde el Camp de Tarragona se incrementaron en un 22% en este periodo. Aunque el número de maltratadas que denunció ante la policía o los jueces las vejaciones, acosos o agresiones a las que les sometió su pareja o expareja entre abril y junio de este año fue casi un 12% inferior a las cifras del mismo periodo del año pasado, según los datos oficiales. Un descenso que los expertos achacan a las «enormes dificultades» que tuvieron las víctimas durante el encierro para salir y dar el ya de por sí difícil paso de denunciar al agresor, que en la mayoría de las ocasiones es el propio esposo, con el que conviven.

«La dramática situación vivida por estas mujeres, que se vieron obligadas a pasar el estado de alarma encerradas en casa 24 horas con su maltratador, sin apenas poder salir, supuso un gran escollo añadido a la hora de pedir ayuda y denunciar su calvario ante el juez o la policía», aseguraba hace unos meses Ángeles Carmona, la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Y, sin embargo, gran parte de la solución pasa por denunciar, pues una de las pocas buenas noticias en este tema es que cada vez menos maltratadores se escapan a su castigo. Las sentencias condenatorias en este tipo de procesos sumaron el 77,25% de todas la resoluciones, lo que supone alcanzar el máximo histórico. Los magistrados que mayor porcentaje de sentencias condenatorias imponen son los de los juzgados específicos de violencia contra la mujer, donde se sanciona y castiga al agresor en el 91% de las resoluciones. No obstante, junto a la vía judicial hay que seguir insistiendo en la educación en valores, en el fomento de la igualdad, el respeto y la tolerancia. Aquí reside la solución.

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